lunes, 28 de febrero de 2011

La última llamada.


Cuando la comunicación personal y sentimental se corta bruscamente por fallos no achacables a la técnica ni a las condiciones meteorológicas, pues la línea y los terminales funcionan correctamente y aunque sí ha existido una tormenta o terremoto emocional esta no ha afectado al cableado y a las antenas que transmiten nuestras palabras, últimamente cargadas con pólvora sin fines pirotécnicos, nos instalamos en el silencio absoluto.
Cuando el tiempo transcurrido desde la última y alterada conversación aumenta, entra en juego la “Ley de la expansión del universo”: nos alejamos con una velocidad mayor cuanto mayor es la distancia entre nosotros.
Por tanto retomar el diálogo y establecer puentes que salven el río, más bien océano, que nos separa es tarea prioritaria si todavía queda un miligramo de esperanza para continuar volando en la misma aeronave.
Aeronave que abandonamos porque: se ha agotado el combustible afectivo que la alimentaba; hemos confiado demasiado tiempo en el piloto automático y ya no manejamos los mandos; entramos en zona de turbulencias emocionales; hay fallos en el motor de nuestros corazones; alguien desde la torre de control intenta interferir nuestra comunicación con mensajes cifrados contradictorios; no encontramos aeropuerto con pista libre para aterrizar nuestras pasiones; el destino inicial previsto ya no nos atrae y nos hemos lanzado en paracaídas al vacío, que está “lleno” ahí abajo esperando nuestra caída.
Sentimos el aumento de la velocidad de caída atraídos por la Tierra, que nos aguarda con los campos abiertos y los mares cerrados para estrellarnos; si en ese momento optamos por tirar de la anilla que abre el paracaídas notamos que en vez de caer subimos, sensación que nos engaña ya que ralentizamos la caída gracias a la tela que se despliega por encima de nuestras cabezas y nos permite descender tranquilamente disfrutando de las vistas y del viento que acaricia nuestro cuerpo y sosiega nuestras almas.
Hemos conseguido aterrizar con suavidad y sin incidencias destacables, pero seguimos sin ver a nuestra compañera o compañero de viaje a pesar de estar a nuestro lado. Marcamos su número telefónico con la esperanza de que atienda nuestra última llamada y sin importarnos haber sido nosotros los que damos el paso e intentamos restablecer la comunicación, no es un síntoma de debilidad más bien de fortaleza de espíritu, y, milagros de la técnica, escuchamos su malhumorada voz, al principio algo distante pero que se acerca poco a poco a nuestro oído para susurrarnos, de nuevo, gratas melodías casi olvidadas. ¿Tienes alguna llamada pendiente?

Lo que esconden las palabras.


Las palabras que empleamos para contar nuestras historias, que pretendemos sean también las tuyas y seguramente lo son, pues en el fondo todas las personas sentimos y vivimos las mismas realidades y los mismos sueños a lo largo de nuestras vidas (lástima de quien no tenga esa oportunidad), son palabras huérfanas que necesitan hermanarse con otras para conseguir el objetivo de transmitir un pensamiento, un deseo, una ilusión y producir en nuestra columna vertebral un latigazo, una descarga eléctrica, un escalofrío que agite nuestros sentidos, nuestras convicciones y nuestras emociones.
Palabras que por sí solas dicen mucho como: amor, comprensión, dolor, duda, soledad, alegría, etc., si se juntan con otras: yo, tú, nosotros, que hacen de sujetos; las situamos en un contexto: ayer, mar, cruce, noche, y les damos movimiento: sentir, viajamos, buscar ... logran el propósito de expresar y transmitir profundos sentimientos. Sentimientos que en algunas ocasiones aparecen nítidamente en lo escrito pero que en otros relatos pueden estar ocultos o encriptados, siendo necesario conocer el código o la clave para descifrarlos, sentirlos y vivirlos.
En nuestro caso, si nos conoces porque nos has leído, creemos que incluso en los versos más retorcidos lograrás encontrar el secreto que esconden nuestras palabras, que son tus palabras pues a ti van dirigidas:
"Viajamos a ninguna parte, en el cruce del tiempo y la nada, buscando el sueño imposible que escapó en Luna nueva, de nuestros insomnios dormidos, para encontrar la luminosa felicidad que paralizados le negamos".

domingo, 27 de febrero de 2011

Me gustan los escritores que...


Me gustan los escritores e intelectuales que no tratan de influir en la mente de los demás; que no están interesados en que la gente cambie de opinión, de política ni de moral; que no les importa un rábano los vicios privados de otros; que no se toman la vida a la tremenda; que ha elegido el desenfado, entre el sarcasmo y la ironía, como forma de pasar por este mundo sin dar lecciones a nadie, salvo el juego que pueda desprenderse de su propia vida, feliz o desgraciada.

Manuel Vicent

viernes, 25 de febrero de 2011

Por qué escribimos.


No escribimos para contar la realidad, nuestra realidad ni la realidad ajena; la realidad no nos interesa precisamente porque, como es real, la vivimos, la sufrimos, la gozamos y no necesitamos contarla, nos basta con vivirla y reflejarla en nuestras caras día a día, noche tras noche.
No escribimos para narrar el tiempo perdido, que a veces lo perdimos y en ocasiones lo ganamos y es una inversión que nos acompaña todavía. El tiempo lo encontramos y tropezamos con él a cada momento mientras buscamos la solución al jeroglífico de nuestras vidas.
No escribimos por distimia, porque suframos el desasosiego en nuestras almas, como Bernardo Soares, y la nostalgia humedezca nuestro pecho y provoque una lluvia interior permanente.
Tampoco escribimos por necesidad fisiológica imprescindible, como respirar o bailar la melodía que suena a cada momento y acompaña nuestro ritmo.
Escribimos para recordar lo que fuimos en el pasado, como historia de unas vidas que fueron y nos condujeron a lo que son ahora, en este momento que escribimos. Escribimos para dejar constancia de lo que sentimos y cómo lo sentimos, de nuestra capacidad para vibrar con el sonido que emiten las personas que nos acompañan y sienten a nuestro lado. Escribimos para contarte lo que no nos atrevemos a decirte cara a cara, por miedo a ver la cara que pones cuando te lo decimos. Escribimos porque, si nos equivocamos, podemos borrar lo escrito o sustituir unas palabras por otras más acertadas o menos comprometidas, pues cuando hablamos no hay marcha atrás y las palabras que salen de nuestra garganta las perdemos para siempre y nos hacen deudores de lo que dicen. Escribimos para anticipar nuestros sueños y darles la oportunidad de nacer cualquier día a nuestro lado y hacernos felices. Escribimos para amar con palabras gratas y sentidas, que parten de nuestras almas y entran por tus brillantes ojos, intentando llegar a tu receptivo corazón y conmoverte.
Y tú, ¿por qué nos lees?

jueves, 24 de febrero de 2011

Puedo pedir perdón.

Puedo perdonar una mala palabra
Pero no la expresión de tus ojos
Cuando la dices a mis ojos,
Ahora estoy tranquila y en paz
Y, sobre todo,
Reconciliada conmigo.

Tal vez los ojos reflejen
El estado del alma,
Y en ese momento
Mi alma estaba aturdida,
Ahora es ella la que pide perdón
A la chica que asía la botella,
De la que está enamorada,
Y espera encontrarla algún día.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Navegación en paralelo.


Tú eres protagonista de tu vida, no pretendas serlo también de la nuestra. El mundo gira inexorablemente en torno a ti, tú eres el centro del universo, de tu universo estelar y maravilloso. Intentas que nos transformemos en satélites y giremos a tu alrededor siguiendo tu órbita, pero nosotros también tenemos vida propia, pensamos de forma autónoma, sentimos en nuestra piel el ruido, la temperatura y la luz que nos rodea, deseamos alcanzar las pequeñas metas que nos fijamos a cada momento, por eso vamos a nuestro ritmo intentando navegar en paralelo a tu estela y evitar el choque contigo.
En ocasiones irrumpes en nuestro espacio, o tal vez nosotros cortamos tu paso y tu ritmo, y el impacto es inevitable: saltan chispas por el roce de la velocidad de crucero que llevamos y salimos despedidos en direcciones divergentes, desviando el rumbo de nuestra navegación y de nuestros destinos.
Pasado un tiempo nuestras naves, recompuestas, vuelven a encontrarse unos "segundos luz" más adelante gracias al magnetismo incomprensible que las atrae y continuamos, avanzando a la misma velocidad, intercambiando mensajes cifrados y buenos deseos de fantásticos descubrimientos. Nos asomamos a la escotilla y admiramos el azul oscuro de la estratosfera y los destellos de las estrellas que celebran nuestro avance, otra vez juntos hacia el infinito, en nuestras naves que se desplazan por líneas paralelas y nos mantienen unidos y separados a un tiempo, mientras surcamos nuestra elíptica órbita alrededor del amor compartido, tan frágil como resistente.


martes, 22 de febrero de 2011

Sólo nos queda el silencio.


Cuando cesa la comunicación de toda índole: verbal, gestual, sentimental y sexual, cortamos la línea roja inalámbrica que nos mantiene conectados para transmitirnos los sueños, las esencias, los quejidos, las inquietudes y las maravillas que nos impactan y nos preocupan; sólo nos queda el silencio, sin más.
Enmudecemos porque ya no tenemos nada más que decirnos, nada que compartir, nada que discutir, nada que vivir juntos, ahora y mañana y nunca.
El agradable y tranquilo sonido del silencio nos permite prestar atención al ritmo de nuestros corazones, que ya laten por separado, dispuestos a sincronizarse con otros que marquen el ritmo de otra vida futura y comunicada.
Busquemos aquellos gratos recuerdos, que siempre hubo, como telón de fondo a esta bonita historia de amor con final menos feliz.
¿Nos queda alguna llamada pendiente? Tal vez.

Sin sentido, sin misterio.


Sin sentido, sin misterio,
Recorro el pasillo circular
Que conduce, de nuevo,
Al destino que me aguarda,
Como siempre, a tu lado;
Para iniciar, de nuevo,
El regreso a un pasado
Conocido y deseado,
Sin sentido, sin misterio.

lunes, 21 de febrero de 2011

La superación.


Asume los hechos y avanza, la vida te regalará nuevos obstáculos que superar.
Vive como si cada momento fuera insuperable.
Supérate a ti mismo, pero nunca intentes superar a los demás.
Solo tú eres capaz de superar lo insuperable.
Adopta la superación como forma de vida.
Vive para que seas tú el que supere las situaciones y no las situaciones las que te superen a ti.
Confía en ti mismo, sé que lo superarás.

Ana Simarro, de "ASC Publicidad", para “El Chema y él”.

La huella de tu presencia.


Cuando regresas, siempre,
A tu primigenia vida,
Que no es mi vida,
Permanece, siempre,
En mi desamparado ambiente,
Que si es tu ambiente,
La huella de tu presencia
En el perfume de tu ausencia
Y en el sonido del silencio
Que, complacida, impregnas.

domingo, 20 de febrero de 2011

Amor mutante.


Conocemos el amor porque lo sentimos o lo hemos sentido en alguna ocasión, en nuestro sistema nervioso y en nuestra piel, y sus consecuencias nos han trastornado grata o ingratamente si ha sido o no correspondido.
En algunos momentos, tal vez bastante frecuentes, nos enamoramos de personas de las que ni siquiera conocemos sus nombres, pero sentimos una gran atracción mágica hacia ellas y, si no fuera por el miedo al ridículo o a romper con el presente que nos atenaza, les manifestaríamos nuestro deseo de compartir con ellas nuestros sentimientos.
Podemos enamorarnos de seres que vemos en la calle o en los medios de comunicación y nos transmiten una chispa de ilusión que nos conmueve.
Estamos preparados y dispuestos para el amor pero nos falta entrenamiento y mentalización para cuando se marcha o se transforma en desamor
El amor, cuando se vive en pareja, tiene, como la Bolsa, ciclos con tendencia alcista (raramente y sobre todo al principio) y, por desgracia, tendencias a la baja continuada porque dejamos de invertir y creer en esa empresa y miramos a otras que, suponemos, nos reportarán más beneficios en forma de dividendos emocionales y de liquidez personal; el desgaste de la convivencia casi siempre juega en contra nuestra; tal vez el amor a larga distancia o en la clandestinidad solucionaría este problema pero generaría otros.
En ocasiones continuamos, durante largo tiempo, enamorados de aquella persona maravillosa que nos sedujo o sedujimos en el pasado, pero sentimos en el presente que la ilusión ya se agotó y dudamos que en el futuro el amor vuelva a encandilarnos a su lado.
Con el paso del tiempo el amor puede evolucionar a desamor y, en ese momento, cambia la obra de teatro y el alma de los personajes, pero no cambian los actores que tienen que seguir representando una obra que ya no es la suya.
Cuando llega el desamor quedan varias opciones: esperar a que amaine el temporal y retornen las condiciones estables de presión y temperatura para que el amor vuelva a brillar en el cielo; continuar de por vida anclados es ese puerto con rumbo a ninguna parte; soltar lastre y amarras, izar velas, levantar anclas y partir rumbo a lo desconocido con la esperanza de encontrar una nueva isla en el océano donde establecer un nuevo campamento. La situación personal, familiar, social y económica, sin duda, dificulta la toma de cualquiera de las decisiones.
Como un ciclo que no tiene fin, regresará de nuevo el amor a nuestros corazones para olvidar tiempos pasados y continuar con la rueda que hace girar el mundo : amor/desamor/amor.
Nosotros, como personajes literarios, hemos sido diseñados para el amor y moriremos amando y enamorados, no lo dudes. ¿Nos acompañas?

viernes, 18 de febrero de 2011

En la bodega de mi alma.


"Bebamos y vivamos con fruición, mesura y sin desperdicio"

En la bodega de mi alma conservo con delicadeza y a temperatura controlada, para que permanezcan siempre en óptimas condiciones, los mejores caldos de mi vida.
Bajo la superficie de mi piel, en la profundidad de mi cuerpo maduro y opaco, alejadas del ruido externo de la vida y protegidas de cualquier luz indiscreta que pueda deteriorarlas, reposan elegantes botellas de vidrio verde, en variadas tonalidades, que contienen los vinos más fantásticos que he cosechado a lo largo de mi tiempo de vendimia.
Tintos: potentes, procedentes de los Llanos de la Mancha, aromáticos, profundos y con esencia de roble francés. Rosados: como flores rosa caramelo en primavera, frutales, frescos y jóvenes con influencia mediterránea y recuerdos canarios. Blancos: amarillo pajizo de vendimia tardía con la suave acidez de Galicia y delicado perfume de mar azul cielo.
También alojo, en estantes dorados e iluminadas con velas, botellas vacías que todavía emanan el aroma embriagador de los néctares fermentados que las llenaron y que fueron degustados y saboreados lentamente hasta la extenuación; dan testimonio de un pasado inolvidable y hablan en sus etiquetas de vidas que marcharon pero que permanecen adheridas para siempre en mi recuerdo.
Una botella azul brillante de vino misterioso, por sorpresa y sin remite, llega a la puerta de mi bodega para adentrarse en la oscuridad de mis sueños etílicos y envolverme, con su magia y sus hechizantes taninos, en un viaje apasionante por sabores nunca antes probados. Sensaciones que están a la altura enológica de sus compañeras que reposan tranquilas a la espera de ser despertadas, descorchadas y bebidas, para calmar mi sed de vida.


miércoles, 16 de febrero de 2011

Bajo la fina lluvia de febrero.


Camino bajo la fina lluvia de febrero, con paso lento y reposado, saboreando el momento de tranquilidad que ofrece el final de la tarde. Destino ninguno, tal vez intentando aislarme dentro de las sensaciones que ofrece esta tarde pasada por agua y escapando de los pensamientos cotidianos de la rutina diaria; volcando mi atención en la piel que recibe las suaves caricias de las gotas de lluvia que humectan mi espíritu y ablandan mi mente. Cruzan a mi paso mujeres y hombres que todavía marchan a paso ligero intentando llegar antes, o no mucho más tarde de la hora prevista, a sus ocupaciones del final del día. El ruido del tráfico no logra acallar el sonido del viento que llega a mis oídos y me trae el canto de las nubes sobrevolando la ciudad. El aroma fresco del césped y de los pinos, que inhalo profundamente, me transporta a paisajes de campo archivados gratamente en mi memoria. Al fondo de la avenida el reflejo de la luz filtrada del Sol en el horizonte marca el crepúsculo de la tarde que dará paso, una vez más, a una tranquila noche de invierno, bajo la fina lluvia de febrero, a la que me acerco despacio confortado con el ambiente que me envuelve y el brillante recuerdo de tu imagen que me acompaña siempre.


martes, 15 de febrero de 2011

Salida del túnel.


En alguna ocasión viajamos tranquilamente con destino a una playa luminosa del Mediterráneo con la intención, como en la vida, de disfrutar de días tranquilos junto al mar en buena compañía y al calor suave del Sol.
Hemos preparado el viaje con antelación suficiente para que no surja ningún imprevisto, pero cuando estamos en la carretera observamos, de repente, una gran nube gris oscura en el horizonte que se nos viene encima y no hay escapatoria posible. De pronto, como en la vida, la luz se apaga y pasamos del día a la noche en un instante, los truenos y relámpagos nos envuelven como sollozos y gemidos de dolor y nuestros limpiaparabrisas no consiguen evacuar las lágrimas que caen del cielo ahora transformado en infierno interior.
La tragedia, la muerte de un ser querido es una gran tormenta en mitad de nuestro camino que oscurece nuestras vidas y nos conduce a un túnel tenebroso y triste que debemos recorrer, ojalá que en compañía, para encontrar de nuevo la luz y el horizonte que acabamos de extraviar.
Hemos vivido esta experiencia con dolor e impotencia y por ello, cuando alguna persona cercana inicia su calvario interior por el mismo motivo u otro equiparable, nos solidarizamos con ella e intentamos, dentro de nuestras humildes posibilidades, ayudarle a que encuentre de nuevo la luz al final del túnel.
El recorrido interior a través del recuerdo de los momentos vividos con la persona que marchó, físicamente, pues permanecerá para siempre en nuestros corazones, nos hiere profundamente y anula los pensamientos corrientes que nos conducen en el día a día.
El cariño, el apoyo sentimental, la compasión y el propio esfuerzo para salir a flote del naufragio posibilitarán retornar de nuevo a la vida cotidiana fortalecidos por la experiencia vivida, sufrida, dispuestos a continuar el camino que el destino tiene preparado para cada uno de nosotros.
Ahora queremos celebrar el retorno a la “normalidad” de una persona cercana que, con su esfuerzo y el apoyo solidario de su querido entorno, ha vuelto a la vida transformada, como Ave Fénix, en una nueva mujer fuerte e ilusionada. Brindamos por ella y por quienes la queremos y comprendemos.


lunes, 14 de febrero de 2011

Palabras que vuelan hacia ti.


Permite a mis templadas palabras,
Que de mi pecho parten,
Recorran el trecho que las distancia
De tu inquieto corazón que aguarda
Esperando siempre su llegada.

Buscan rendijas abiertas
Para adentrarse,
Cuando baje la guardia
Que lo protege,
En el hipocentro de tu dormida alma.

Insuflarán el aroma de la nostalgia
Que llega envuelto en dulces recuerdos
De tiempos marchitos que ahora renacen
Con el calor de mi invierno que portan
Y la fértil sonrisa de tu enamorada mirada.

sábado, 12 de febrero de 2011

¿Qué puedo contar?


Puedo contar, ahora,
Que sin ti no tiene sentido todo lo que escribo,
Porque si escribo es para ti,
Para que me conozcas cada día un poco más,
Para que comprendas que:
Todo lo que cuento es pensando en ti.
Tú marcas el ritmo y el contenido de mis palabras,
Tú condicionas, con tu lectura activa,
La respuesta a las preguntas y dudas
Que haces sobre mí.
Yo intento aclarar tus dudas,
Responder a tus preguntas
Y provocar otras nuevas.
Pues, cuando todo sobre mí esté esclarecido,
No tendrá sentido que continúes
Interesándote por mí
Y la lectura habrá terminado, para siempre,
Derrotando a la escritura.

Yo escribo y tú lees,
¿Quién se agotará primero?

viernes, 11 de febrero de 2011

Amistad: concepto, dudas y certezas.


"Vendrán nuevas amistades que nos harán vibrar con nuevas emociones"

Que, ¿qué es la amistad? : "Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato".
Está claro, ¿verdad?. Pero, ¿y cuando todavía no se ha compartido? Porque en algunas ocasiones nos llevamos la grata sorpresa, o se la damos a otra persona, de recibir o dar afecto puro y duro, tan duro que llega a emocionarte y a emocionarle; y desinteresado, tan desinteresado como el Sol cuando cada mañana decide amanecer, sin ninguna otra intención, en el cielo de nuestras vidas. Cuando recibes un abrazo que transmite cariño y energía atómica de una persona que has conocido apenas unas horas antes y sientes en tu cuerpo y en tu alma, que despierta asombrada, una descarga de gran intensidad emocional, quedas paralizado y entregado totalmente a esa persona que deja su huella de amistad grabada para siempre en el fondo de tu corazón y de tu memoria; y tal vez no volverás a verla ni a abrazarla pero será amiga de por vida.
En otras ocasiones consideramos amigas a personas que tratamos en el día a día pero con las que no hemos entablado una relación de confianza y comunicación personal profunda, pero estamos dispuestos, sin que ellas lo sepan, a entregarles toda nuestra comprensión, nuestra solidaridad, nuestro apoyo sentimental y material en el momento que más lo necesiten, ¿son amigos en potencia o amigos durmientes?
¿Y la amistad que permanece con nosotros, inalterable y eterna, de amigos y amigas que abandonaron sus cuerpos para continuar a nuestro lado transformados en presencia y en energía inmaterial? Amistad que nos acompaña y nos pellizca en los momentos importantes de la vida; es una amistad en la sombra que ya no tiene marcha atrás, ni cuando vayamos a su encuentro definitivo al otro lado de la realidad.
Existe otra amistad, la amistad que con el tiempo, incluso con poco tiempo, evoluciona y se transforma en amor, no ya en amor universal sino en amor con mayúsculas: AMOR, ¿deja de ser amistad o es amistad enamorada?
Yo he sentido la amistad cuando las palabras de un amigo o de una amiga, que sólo puede ofrecerte palabras, te alivian de la carga y de la angustia en los momentos difíciles; también he vivido la amistad que se manifiesta en la alegría compartida en los instantes de felicidad que nos regala el destino, y aunque la euforia del momento nos impida reconcerla plenamente, es amistad exultante y desinhibida.
También siento la amistad cuando, sin saber tu nombre, presiento que al leer estas líneas eres mi amiga o mi amigo sin conocerme, sin conocerte, amigo, amiga.


martes, 8 de febrero de 2011

Todo cuanto lees nos conmueve.


Cuando escribimos, cuando expresamos y cuando abrimos nuestros corazones intentamos transmitir las vivencias que nos tocaron vivir y conformaron lo que fuimos en el pasado desembocando en el presente que ahora somos. Acontecimientos personales con gran carga emocional que marcaron para siempre nuestra piel y nuestra alma con cicatrices que son más visibles y profundas con el paso del tiempo.
Para contar estas pequeñas historias, irrelevantes para la Humanidad, pero importantes para nosotros que las vivimos en primera persona o fuimos testigos directos de situaciones que afectaron a seres queridos e impactaron en nuestras conciencias, empleamos el lenguaje de los sentimientos que lo conforma un rico y variado vocabulario de emociones escritas, casi siempre con mayúsculas, y un número ilimitado de expresiones unas veces alegres y resplandecientes y otras, por desgracia la mayoría, tristes y angustiadas.
Cuando cargamos las estilográficas con la tinta roja que circula por nuestras venas y ponemos rojo sobre blanco lo que sentimos, queda marcado el cuaderno para siempre con la historia y el presente de nuestras vidas, y ni las lágrimas salinas, amargas, dulces o ácidas, que en alguna ocasión resbalan y caen en nuestros escritos, son capaces de disolver la angustia o la dicha que en castellano glosamos.
Por tanto, si lo que escribimos, lo que expresamos y lo que intentamos transmitir te conmueve, debes saber, amiga y amigo lector, que también a nosotros nos conmueve. Y nos reconforta saber que te emocionas, que lloras y que ríes con nosotros, porque la tragedia y la comedia son las dos caras de una moneda que es la vida, moneda con la que pagamos caro el hecho de haber nacido.
Y como la Poesía es la forma más sutil y contundente de esparcir fuera de nosotros el alma que nos quema optamos, casi siempre, como ha decidido Caballero Bonald, por abandonarnos en sus brazos para que sea ella la que hable por nosotros. Y cuando se trata de relatar algún acontecimiento, aparentemente insustancial, surge siempre la visión poética que lo transforma, como ahora, en acontecimiento que trasciende lo puramente formal para elevarlo a la altura de nuestras ilusiones, siempre por encima de la realidad pero por debajo de nuestros sueños que esperamos sean los tuyos.

lunes, 7 de febrero de 2011

Ya no necesito soñar para estar contigo.


"Nostálgicos delirios de un alma inquieta"
Ya no necesito soñar para estar contigo, por fin estás aquí, a mi lado, para siempre.
Llegas envuelta en tu mejor vestido y engalanada con elegantes y escogidas joyas que lucen como nunca en tus blancas manos, en tu estilizado cuello y en tu magnífico semblante, maquillado para la ocasión.
El aroma del perfume que te regalé, cuando planeamos dar el paso definitivo en nuestra relación, y el de las flores que te acompañan, llega a mis pulmones y despiertan en mí la pasión tanto tiempo reprimida. Luces magnífica y así te retratan los fotógrafos que cubren el evento, mañana serás portada, seremos noticia en la primera plana de la prensa local.
He esperando tanto tiempo este momento, hemos contenido nuestro amor imposible, buscando siempre un futuro que nunca llegaba, hasta hoy que somos libres, por fin, y nada ni nadie podrá separarnos.
Atrás quedaron nuestros sueños de una vida compartida salvando todos los obstáculos personales y sociales que impedían iniciar un rumbo común, cogidos de nuestras cálidas manos y recorriendo abrazados las sensaciones, las emociones, los sentimientos y el deseo tanto tiempo amordazado.
Llevo esperándote, inquieto, en este apartamento que elegimos hace apenas dos meses y que, con tanto cariño y ternura, acondicionamos para descansar, uno al lado del otro, el resto de nuestras vidas confundidos en la tranquilidad de los jardines que nos rodean y el silencio que nos acompaña, tan sólo roto por el alegre trino de los pájaros que anidan en estos esbeltos árboles de sombra alargada.
Nuestros vecinos, tan amables, han organizado para esta noche y en nuestro honor, cuando la comitiva que te acompaña regrese a la ciudad, una fiesta de bienvenida con baile de gala hasta el amanecer, que, por obvios motivos, deberemos finalizar para retirarnos a nuestras confortables moradas.
Gracias por tu valentía, por atreverte a dar el paso definitivo que nos proyecta unidos en un futuro cierto e inmortal, ya no necesitaremos soñar para estar juntos, pues vivimos, desde ahora, en un sueño tan real como la vida que nos envuelve.

domingo, 6 de febrero de 2011

Acordándome de ti.

Vuelvo, regreso a ti,
He pasado el tiempo, sin fin,
Acordándome de ti.
Voy soñando, de nuevo,
Una nueva historia triste,
Pero con final feliz.

Vuelvo, regreso a mí,
No he pasado el tiempo
Sin acordarme de ti.
Voy despertando, de nuevo,
De una vieja historia feliz,
Pero con final triste, sin ti y sin mí.

sábado, 5 de febrero de 2011

Nostálgico paseo por el recuerdo en la ciudad de La Coruña.


Regreso, una vez más, como espero hacerlo en mi último viaje de despedida convertido en ceniza gris tormenta, a mi ciudad-península: La Coruña.

Desde la lejanía, entrando por la carretera que llega de Castilla observaba y sentía ya la nube gris, húmeda y uniforme, que nos envuelve en los días tristes de fina lluvia y densa bruma; en esos días que, mirando al horizonte, no distingues el cielo del mar y sólo observas una cortina cenicienta donde el cielo se intuye por el vuelo y el canto de las gaviotas que, anunciadoras de tu destino, cruzan de Orzán a los Cantones envolviendo a la ciudad con su característico sonido acompasado.

Ciudad de Cristal porque, en los días o momentos en que el Atlántico lo permite, el sol brilla con un halo mágico y transparente y nos devuelve la ilusión y la esperanza en un presente inmediato, cálido y luminoso.

Ciudad donde nadie es forastero. Ciudad portuaria que acoge a toda las almas sin preguntarles su origen, su condición, ni su destino.

Sabes que yo no nací aquí por primera vez (nacemos en cada momento en el que nos sentimos vivos de felicidad o muertos de tristeza, el resto del tiempo transitamos de un lugar común a otro), venía de La Mancha, otro océano de tierra parda sin horizontes limitados; pero volví a nacer en tus empedradas calles y en tus frías playas; porque sufrimos un nacimiento físico en el lugar donde tu madre decide, aliada con la naturaleza, acompañarte en el desembarco a este mundo en principio hostil; pero también nacemos cuando somos conscientes de nuestra existencia, y en ese momento el destino elige la ciudad idónea con nuestro carácter y nuestros sentimientos.

Aquí llegaba por primera vez con la nostalgia de mis seres queridos, por la pérdida de Javier, que trágicamente partió en busca de: “un cielo nuevo y una tierra nueva porque la primera tierra y el primer cielo desaparecieron” para él y se nublaron para nosotros; y la incertidumbre del territorio comanche que representaba el ejército de la España postfranquista de 1980.

Mi cuerpo y mi alma, acostumbrados al aislamiento interior, (de niño, cuando la enfermedad prefirió dejarme vivir, vagaba por los pasillos de casa con la cartera repleta de trastos personales indiferente a todo lo que me rodeaba, encerrado en mi mundo imaginado; hasta la adolescencia en que la muerte nos dejó escapar de un accidente de tráfico camino de La Marina) iban a superar otra prueba de resistencia psicológica; otros no lo lograron y el suicidio se los llevó por delante, eran baratos para la Madre Patria que tanto los amaba.

En Santo Domingo nos alojaron a pensión completa con salario de mil y poco pesetas, nos cortaron el pelo y las alas de libertad que habían crecido en la Universidad manifestándonos a favor de la democracia, en contra de las injusticias y de otras causas perdidas, era el momento, era la Transición.

El Caudillo nos recordaba en su “Testamento Político”, visible en lugar destacado del cuartel, y después de cinco años de su muerte que alivió a muchos y entristeció al resto, el amor debido a la Patria y a los valores del Nacional-Catolicismo. Al año siguiente, un 23F, Tejero montaría su berlanguiano espectáculo circense en el gran teatro de la política española.

Los atentados de ETA (con algún etarra infiltrado entre nosotros) y de los “Nacionalistas Galegos” le daban un toque de aventura a nuestra labor en las guardias de cetme, litera y calimocho.

Maniobras orquestales en la playa de Covas (simulábamos el ruido de las ametralladoras golpeado las cajas vacías de munición) y en Piedrafita dando apoyo logístico a la Brigada Paracaidista.

La ciudad, sede de la Capitanía General de la VIII Región Militar (luego llegarían las Autonomías), era un gran cuartel con la Policía Militar pisándonos los talones, dispuesta a amargarnos los momentos de desintoxicación cuartelera. El trabajo creativo y conciliador de su insigne alcalde D. Francisco Vázquez se manifestaba día a día y anticipaba la transformación en una gran ciudad, moderna, cultural y de la moda.

Trabajo en tareas administrativas, juzgado y reclutamiento, en la Maestranza de Artillería (hoy sede del Rectorado de la Universidad), con vistas al mar y al dique que separaba nuestro arresto militar del vuelo de las gaviotas, que todas las mañanas acudían alegres a recibir los chuscos del desayuno que, condescendientes, les arrojábamos. Tan sólo el almuerzo de mediodía pasaba con nota alta los cánones gastronómicos elementales.

Pronto surgió, como en la cárcel, el grupo afín que te apoya en momentos delicados para defenderte de otros lobos humanos dispuestos a sobrevivir a costa de cualquier cordero despistado.

La Literatura sirvió de nexo de unión de jóvenes inquietos: Facundo, Bernabé, Nacho, Manrique y algún otro que no recuerdo, que buscaban en los libros la libertad que la disciplina militar nos robaba: Hesse, Kafka, Nietzsche, Mann, Camus, Sartre, nos ayudaban a soñar en las noches de guardia y en las tardes perdidas en escondites secretos. La tertulia, el ejercicio físico para mantener el tono muscular y los poemas, que salían de nuestras almas inquietas y compartíamos en el grupo, nos permitían mantener una cierta dignidad, protegidos y amparados por el sexagenario comandante Casal que anteponía la cultura y la charla inteligente, envuelto en humo holandés de su pipa, a la ortodoxia militar. La Voz de Galicia nos mantenía informados y nos transmitía el alma y la cultura gallega, que quedó grabada con sangre indeleble en nuestros cerebelos.

En cuantas ocasiones recorrimos juntos la Calle de los Vinos; nos despojábamos de la indumentaria verde en el Brisas (magistral el bocadillo de tortilla de patatas con pimientos), y de civiles camuflados iniciábamos el itinerario perfecto: En la Bombilla con el pincho de tortilla, las cerillas del Cerillas, la choupa en A Roda, los tigres en cualquier sitio, con tazas de Ribeiro y la Estrella de Galicia; rematábamos la tarde con vino dulce del Priorato en la Bodega y "carajillo quemao" en La Barra, junto al Teatro Rosalía de Castro. Otras drogas de mayor calibre: Porros, anfetas, tripis y caballo circulaban por las taquillas y por las venas cuando Galicia era la puerta de entrada a Europa y a la Muerte; regresábamos al cuartel atravesando el Barrio Chino en perfectas condiciones de revista.

Ciudad romántica con rincones emblemáticos: El castillo de San Antón, la Dársena de La Marina, La Torre de Hércules, la Plaza de María Pita, la tumba de Sir Jhon Moore, en el jardín de San Carlos, iglesias y conventos, palacios, Riazor, Orzán, el puerto… siempre con el mar al alcance de mis ojos y la brisa calándome el corazón recordando a la "dulce musa" que inspiraba mis sueños de amor en días y noches de gris desilusión.

Sabes que regreso siempre a ti buscando la calma que reconforte mi espíritu y despeje mi mente bajo la lluvia fina que me regalas, mientras deambulo por tus calles mágicas, atrapado en el recuerdo y encerrado en mi presente.

Marcho, pero prometo volver, para siempre.


jueves, 3 de febrero de 2011

Luz del mar.

Luz azul brillante, tus ojos
Mar azul cielo, tus sueños
Mágico dorado, tu cabello
Rosa flor, tus labios de caramelo
Nieve blanca cálida, tu suave piel
Sonrisa pícara, dulce como la miel
Voz firme y delicada que enternece
Porte seguro y ligero, me estremece.

Parque de Santa Margarita.
La Coruña