Me dejo llevar por el rastro de tu perfume
y te encuentro escondida detrás de la puerta de mi memoria.
La abro y dejo al descubierto tu sonrisa complaciente.
Me miras, te miro y echamos a correr, aceleradamente,
huyendo del peso de nuestras sombras.
Ya libres del reciente pasado,
y con nuevas sombras transparentes,
iniciamos juntos el recorrido
por las sendas de los sueños ardientes.