jueves, 19 de marzo de 2020

Tarde gris


Vacías estaban las calles, tan sólo algún perro humanitario paseaba a su dueño en aquella tarde gris, aburrida y triste. Encerrados en las casas, por Real Decreto, la vida se desenvolvía de puertas hacia dentro. Las redes sociales mantenían el contacto entre las gentes y organizaban eventos a la caída de la tarde. A mí me pilló solo, pero sin sensación de soledad, pues desde que nací he sido solitario y me encuentro a gusto conmigo, también cuando estoy acompañado. Vimos en las pantallas la misma película en China y en Italia y nunca pensamos que pudiera ocurrirnos lo mismo a nosotros, quizás porque no quisieron alarmarnos y porque somos muy confiados. Hay quien se ha puesto a filosofar, a meditar, a reflexionar, también a criticar, pero todos, cada uno desde el papel que nos corresponde, intentamos salir adelante, porque la vida sigue mientras no nos llegue la muerte.