domingo, 25 de diciembre de 2011

En el aire.


Dejamos volar nuestra imaginación libremente, sin ataduras, sujetando únicamente nuestra razón, la poca que nos queda, con finos hilos de seda que nos impidan caer al vacío del ridículo.

Y nos arriesgamos, y arriesgamos el sentido común propio y el de quienes nos observan, con los pies en el suelo, esperando algún día nuestro aterrizaje forzoso.

Imaginamos lo que sentimos y, a veces, también sentimos lo que imaginamos: cuando obtenemos respuestas afirmativas que hacen posibles y reales nuestros sueños.

A punto de caer aspiramos tu cálido aire que nos eleva, otra vez, a lo más alto del cielo en busca de la inspiración que nos mantiene con vida.