sábado, 24 de octubre de 2015

En el hotel.


Horas después de abandonar la habitación del hotel todavía flotaba en el aire el misterio de la noche anterior. Como olas de un mar que busca la calma, así quedaron impresos en sábanas blancas los vaivenes de dos cuerpos náufragos que se agarran el uno al otro para mantenerse a flote. A través de los ventanales, testigos de un largo amanecer, la luz dejaba al descubierto las huellas de una misteriosa historia de amor. Muy a mi pesar tuve que limpiar y ordenar este escenario, pues otros viajeros esperaban tomar posesión de él para dar vida a nuevos guiones en blanco.