miércoles, 30 de marzo de 2011

En el límite.


Existen zonas delicadas en la naturaleza y en las relaciones humanas donde es fácil pasar de la relativa estabilidad al caos absoluto en un instante. Suelen ser zonas fronterizas, límite, que conviene conocer y evitar si queremos conservar nuestra integridad física y emocional.
Si en una discusión acalorada nos adentramos en el terreno minado por disputas sembradas en el pasado corremos el riesgo de pisar una de ellas y saltar por los aires, cargados de reproches, esparciendo nuestros despojos al medio ambiente que nos rodea, contaminándolo todo.
Si alegremente empleamos palabras movedizas, oscuras y enfangadas, para ofender a nuestros interlocutores quedaremos atrapados en ellas para siempre. Máxime si son palabras escritas y publicadas que dejarán constancia permanente de nuestra temeridad.
Si ascendemos con imprudencia hasta el cráter de un volcán que emana odio y gases sulfurosos y no hemos tomado la precaución de cubrir nuestro rostro con la máscara adecuada, inhalaremos esos vapores tóxicos que dañarán gravemente nuestros pulmones y nuestros inquietos corazones.
Si impulsivamente nos lanzamos a un río profundo y revuelto, en zona de remolinos que giran sin cesar con los hirientes asuntos de una enquistada relación, es posible que seamos abducidos al interior y ahogue nuestras tímidas esperanzas de salir a flote.
Si llegamos exhaustos al borde de un espectacular acantilado, con la intención de gozar de las magníficas vistas que nos ofrece, y no valoramos la fuerza del viento que arrastra nuestra ira, cambiando de dirección a cada momento, corremos el riesgo de ser empujados al abismo y caer en una profunda depresión.
Por consiguiente aconsejamos que, sin dejar de ser intrépidos en nuestras aventuras personales, tomemos las precauciones oportunas en aras de gozar de la naturaleza y de la vida conservando nuestra piel y la de quienes nos acompañan. Marquemos el límite que estemos dispuestos a no traspasar en beneficio propio y en el de nuestros compañeros de viaje.
Feliz aventura.

lunes, 28 de marzo de 2011

Siento, luego existo.


Pensar, para Descartes, era condición suficiente para demostrarnos que existimos, aunque una existencia racional no es para nosotros el ideal que constate nuestro tránsito por la vida.
Preferimos, a la salida de este maravilloso y espectacular parque de atracciones, llevarnos un grato recuerdo de las sensaciones experimentadas. Anteponemos los sentimientos a los razonamientos para justificar plenamente nuestra existencia, por ello decimos: Siento, luego existo.
Y sentimos, sin necesidad de pensar, todo tipo de sensaciones que entran por nuestros sentidos, a cada momento, y llegan al hipocentro de nuestra central espiritual devolviendo una respuesta adecuada en función del estímulo recibido. Sentimos emociones en nuestra relación con las personas que nos acompañan en esta montaña rusa donde tan pronto estás ascendiendo lenta y tranquilamente hacia el punto de inflexión como descendiendo aceleradamente, sintiendo el vértigo en el estómago, al abismo de nuestras oscuras profundidades.
Pensamos que sentimos y sentimos que pensamos, e incluso a veces ni pensando ni sintiendo, cuando las emociones nos asesinan, somos conscientes de nuestra existencia.

domingo, 27 de marzo de 2011

Mal de altura.


En ocasiones, en la vida, ascendemos velozmente por las montañas de problemas que nos surgen intentando llegar rápidamente a la cima y contemplar las vistas que nos ofrecen ahí abajo.
Nuestro organismo no está preparado para cambios tan bruscos y necesita una adaptación progresiva a la hipoxia o falta de oxígeno en altura.
La consecuencia de nuestro atrevimiento se traduce en: mareos, vómitos, agotamiento y malestar general con pérdida de energía y reflejos, que vamos sufriendo sin ser conscientes y nos puede llevar a la muerte a partir de los siete mil metros de altitud. Por tanto, si no somos Juanito Oiarzabal o Edurne Pasaban que están acostumbrados a coronar ochomiles sin necesidad de oxígeno adicional, deberíamos ser prudentes y tomarnos el ascenso a nuestros conflictos con algo más de tiempo y preparación. Estudiar el perfil, las opciones o vías para llegar a la cumbre y dominarlos, buscar las condiciones climáticas apropiadas, ir bien equipados y contar con la ayuda de sherpas experimentados que nos auxilien en los momentos más delicados. Y, si finalmente constatamos nuestra incapacidad para cumplir con nuestro objetivo lo prudente sería, al primer síntoma de hipoxia, descender poco a poco y alejarnos de esa montaña para siempre, pues también a la orilla del mar es posible soñar y dar reposo a nuestras inquietudes.

miércoles, 23 de marzo de 2011

La vida con sentido.

Tu presencia y tu ausencia,
Como faros en el tiempo,
Jalonan el recorrido
De fin a principio
Y dan sentido a mi vida.

El ahora y el recuerdo
Desbrozan el terreno,
Minado por la rutina,
Al encuentro contigo
Que ocupa mi energía.

Porque no eres una
Ni nunca demasiadas,
Conocidas siempre
Y a veces olvidada
En mi espíritu permaneces.

martes, 22 de marzo de 2011

El sinsentido de la vida.

El sentido de la vida,
El propósito marcado,
Movimiento de cartas
En la partida jugada.

Engañando a la vida,
Con trucos y trampas,
Buscando la felicidad
Que nunca aguarda.

¿Acaso es vivir la rutina?
Bendita rutina si vas a morir
Con el honor del silencio
Musicando una vida plena.

Tenaces con voluntad férrea
Llegamos al destino soñado
Y encontramos el propósito
A través del significado.

A veces giramos como veletas,
En dirección del viento que manda,
Sin fuerzas para plantar batalla
Y huir locos de la manada.

O permanecemos estáticos,
Cuando se impone la calma,
Quedando varados en el páramo
De nuestras insólitas almas.

Posdata:
Sólo el amor, cuando enamora,
da sentido a mi vida.

domingo, 20 de marzo de 2011

Made in Japan.


Terremoto,
tiembla la tierra,
mantener la calma.

Tsunami,
llega la ola montaña,
estoicismo la aguarda.

Fukushima,
centrales que estallan,
valerosas acciones para enfriarlas.

Radiactividad,
la atmósfera que mata,
paciencia zen la combata.

Reglas de grupo: orden,
transmisión de valores,
sin pánico ni desorden,
nada de estridencias
ante la catástrofe,
juntos unidos en silencio,
reconstruyendo con fe,
otra esperanza.

Cansado.

Cansado de esperar
cansado de reír
cansado de jugar
cansado de sentir
cansado de llorar
cansado de vivir
cansado de luchar
cansado de morir.
Descanso y mañana descanso, sin descanso.

viernes, 18 de marzo de 2011

Escritura automática.


Un folio virtual en blanco pantalla; teclado con letras mayúsculas impresas; números arriba y a la derecha; escape y las F del 1 al 12; juego de flechas señalando los cuatro puntos cardinales mal orientados; tabulador y teclas para mayúscula cuando proceda; cursor con flecha hacia la izquierda borrarando errores de escritura; línea roja que subraya las palabras que no existen o contienen error ortográfico; línea verde con sugerencias; pantalla que al momento registra lo escrito en tinta inexistente; dos manos que mueven los dedos rítmicamente pulsando las teclas que el cerebro ordena, siguiendo las instrucciones que la imaginación dicta, intentando plasmar el momento de la escritura, desconociendo lo que puede surgir en este experimento de contar el acto de escribir, acompañado con música de los Artic Monkeys, que de los altavoces parte, y la voz de Alex Turner que busca a “la mujer imaginada”, llamándola por su nombre, cada vez que a una chica encuentra, hasta hallar la respuesta en “Cornerstone”: “Se supone que no lo soy, pero sí, puedes llamarme como quieras”.

jueves, 17 de marzo de 2011

Dialogando.


“Sé que eres un personaje y lo que escribes no es real. En ocasiones me cuesta diferenciar la ficción de la realidad, incluso a veces he pensado, quizá equivocadamente, que escribías directamente para mí”.

Anónimo lector o lectora gracias por contactar conmigo, me alegra y deseo que sigamos comunicándonos. Efectivamente soy un personaje que ha sido creado para expresar emociones y transmitir sentimientos. Mis autores mueven los hilos de mis articulaciones y ponen voz a mis palabras, que son sus palabras y tus palabras, para contar sus fantásticas realidades, sus cuentos del pasado y los sueños y deseos de un futuro inalcanzable. Se implican tanto conmigo que frecuentemente adoptan mi papel metiéndose en mi piel, es entonces cuando soy yo el que les maneja induciéndoles a caminar por los senderos de la ilusión, deseando que sientan lo que yo siento cuando me muevo a su antojo.
Lo que escribo o digo va dirigido a las personas que quiero, pues son ellas las que inspiran mis historias, confiando en que me quieran no sólo por lo que digo o escribo sino también por las sensaciones que la lectura les ocasiona.
Te invito a continuar participando, mediante comentarios o mensajes a elchemayel@gmail.com, en este espacio abierto a la libre expresión y a la comunicación. Te espero.

martes, 15 de marzo de 2011

Palabras ocultas.


Tal vez digan más de nosotros las palabras que no pronunciamos o no escribimos que aquellas que salen de nuestra garganta y de nuestras manos.
En el almacén de nuestra memoria se encuentran depositadas palabras dispuestas a recorrer, en cualquier momento y cuando nuestra intención las reclame, el camino que pasando por el corazón y la mente partan de nuestra garganta para expandirse en el ambiente y ser escuchadas por oídos atentos o tomen forma física de letras escritas para ser leídas o ignoradas.
Cuando conversamos nuestro discurso se adapta al momento en que hablamos y a las personas que nos rodean dispuestas a recibir el mensaje.
Si hablamos de tú a tú, sin testigos que nos coarten y capten nuestros secretos, seremos más sinceros y osados expresando lo que sentimos y ocultando sólo aquello que pueda interferir en el futuro mañana. Podemos ser directos e ir al grano, en picado, o movernos en círculos concéntricos cada vez más cerrados dispuestos a aterrizar en la pista de los sentimientos cuando las condiciones emocionales lo permitan.
Si conversamos en grupo andamos con cuidado para que nuestras palabras no revelen informaciones confidenciales que puedan desvelar pistas ocultas de profundos secretos u ofender a interlocutores presentes; medimos con cuidado lo que decimos y como lo decimos.
Si dejáramos hablar a nuestro inconsciente y a nuestros sentimientos libremente, sin censura ni límites, expresando lo que sentimos y opinamos de las personas y del mundo que nos rodea, sin diplomacia, sin prudencia, la comunicación cesaría pues no estaríamos dispuestos y preparados a encajar con agrado nuestras impredecibles palabras y las ajenas.
Tan sólo los niños y niñas, y aquellas personas que desde siempre se mueven en el terreno de la inocencia y de la imprudencia consentida, pueden expresar clara o ambiguamente lo que sus almas sienten sin miedo a herir susceptibilidades en los oyentes.

lunes, 14 de marzo de 2011

La partida doble.


Admiro tu actitud en el juego,
Ese dejar fluir reposado
Manteniendo siempre la calma
Y administrando distancias
Sin miedo a las consecuencias
De un error en mi respuesta
A tus movimientos de experta
Que, como jugadora de póker,
Me engaña con la mirada
Leyendo mis cartas marcadas
Y anulando los ases que oculto en la manga
Intentando ganar tu partida.

Yo muevo peones primero
Esperando tus movimientos
O tu muda respuesta,
Tú analizas mi juego,
A veces jugando con fuego,
Y provocas claros errores
Propios de novato ciego
Hechizado con tu juego de cruces
De reina blanca que recorre el tablero
Arrasando con su presencia
Las débiles defensas de un rey
Que rinde su reino a tu esencia.

sábado, 12 de marzo de 2011

Caminando.

Caminas deprisa, adelantándote al resto, queriendo llegar cuanto antes al destino, a esa meta personal, frontera de tu rico mundo interior y la rutina que te enajena. Yo voy detrás de ti siguiendo tus pasos y recorriendo el camino que abres a mis ojos. No puedo aguantar tu ritmo ágil y tenaz, pero sé que llegaré a tu lado cuando decidas pararte y mirar hacia atrás para esperarme. Aprovecho la distancia, que físicamente nos separa, para fotografiar tu silueta, que da la espalda a la realidad, y dejar constancia de tu arrojo y de tu huida hacia adelante.

El amante visual de Cani.


“Amo con la mirada, y también con la fantasía. Porque todo fantaseo de esa figura que me cautiva”

Ignoramos nuestros nombres, que pueden ser cualesquiera, aunque yo conozco el mío e intento adivinar el femenino tuyo. Pero sí conocemos nuestros rostros y nuestros cuerpos que se reconocen cada día en cada ocasión que cruzamos sentidos opuestos: tú en dirección ascendente hacía el centro de esta ciudad tranquila y yo bajando en dirección al parque que la rodea.
Yo sé donde trabajas e intuyo que tu trabajo es parecido al mío: en tareas administrativas. Tú sabes donde trabajo, pues alguna vez me has visto llegar a mi destino, y creo que conoces a alguna compañera mía que puede ser tu amiga.
Llevamos tantos años viéndonos y admirándonos que hemos visto madurar nuestros cuerpos y el ánimo que los impulsa. Todavía no ha surgido la ocasión, ni tampoco la hemos buscado, cuando hemos coincidido en otros ambientes, para presentarnos o ser presentados por un tercero y aumentar nuestro escaso conocimiento de cada uno.
Yo me fijo cada tarde, cuando desde lejos te veo venir por la misma acera o por la de enfrente, en tu andar triste y resignado dirigiéndote al trabajo con la cabeza algo inclinada hacia adelante y tu mente absorta en algún pensamiento cotidiano. Acortamos con nuestros pasos la distancia que nos separa y nos acerca y, cuando quedan tan sólo dos metros entre tu cuerpo y el mío, alzamos la mirada e intercambiamos un destello fugaz con nuestros ojos cómplices que al instante cambian de dirección como si nada hubiera pasado. En ocasiones giro la cabeza, al momento, para contemplar tu ritmo cansado y admirar la estela que dejas a tu paso; tal vez en alguna ocasión tú también te has girado con la misma intención, mas hasta ahora no lo he sentido.
Esta relación visual, que nos une y tal vez nunca evolucione a nada más, mantiene el interés y la ilusión por los sentimientos que despertamos cada uno en el otro quedando para siempre ocultos en la zona amable de nuestra memoria y en la esquina roja de nuestros cansados corazones.

jueves, 10 de marzo de 2011

Cantos de seducción.

Como gubarte enamorado
Emito cantos de seducción,
De notas graves nunca oídas,
Prolongados en días enteros
Compitiendo con mis congéneres,
Del océano profundo e inmenso,
Intentando conquistar tu celo
De yubarta enamorada.
Mis acrobáticos saltos,
Golpeando el agua helada
Con gigante cuerpo
Y nubes de aire caliente,
Que el frío condensa,
Reclaman tu atención,
Por otros despistada,
Invitándote a mi comunión
Contigo siempre deseada.

miércoles, 9 de marzo de 2011

A veces la oportunidad sólo llega una vez.


Tenemos claro nuestro destino, hemos organizado este viaje con tiempo e interés pues nos jugamos mucho en el recorrido intentando llegar a la meta fijada: la oportunidad de nuestra vida.
Poseemos la licencia de conducir y, por fin, somos libres para circular libremente por las carreteras vitales, en cualquier dirección. Conocemos las señales que organizan y regulan nuestro tráfico y las consecuencias de su incumplimiento; hemos estudiado, en el mapa de los sentidos, las calzadas a transitar: autopistas de peaje, que solemos evitar debido al coste extra emocional que supone su uso; autovías rápidas y concurridas en días de fiesta; carreteras nacionales peligrosas por tener doble sentido, como nuestras palabras, y hasta la última vía local donde es fácil extraviarse. El más mínimo detalle está planificado, el vehículo en perfecto estado de revista y la grata compañía que hemos elegido, o nos ha elegido a nosotros, que también está implicada en el viaje y comparte destino.
Cargamos la furgoneta con nuestro mejor equipaje: las intenciones, las ilusiones y alguna esperanza. Echamos a rodar con prudencia y determinación, disfrutando del viaje, del paisaje y de la amistad de nuestro acompañante; nos detenemos cuando es necesario: para descansar, alimentarnos, repostar o admirar esa bonita puesta de sol, tras las nubes, allá en el horizonte infinito.
Un corte en la A-96, por obras en el firme, nos obliga a replantear nuestro itinerario sin olvidar el destino final. Nos desviamos de la ruta y entramos en un pequeño pueblo: Encrucijada, que nos llama la atención por su nombre y por el ambiente mágico y misterioso que desprende, invitándonos a detenernos y a pasear por sus angostas y vacías calles y, dada la hora de la tarde, hacer noche en un acogedor hotel con encanto: “La Posada de la Duda”.
Coincidimos con otras viajeras que llegan al hotel como nosotros, inesperadamente, y, tras las oportunas presentaciones, nos reunimos a cenar junto a ellas y compartir nuestras inquietudes y nuestros recorridos vitales. Les hablamos de nuestro viaje en búsqueda constante de la oportunidad, de nuestro origen remoto, de nuestra idea de la vida en continuo peregrinar al interior de las dudas que nos acompañan y a los sueños que suplantan la realidad; nos cuentan el suyo con destino opuesto y complementario al nuestro, más claro y real, con vivencias concretas y definidas conociendo el terreno que pisan y el final que les espera.
Los efectos de la cena, del embriagador vino, de la compañía y de los licores que la rematan, acortan las distancias y nos unen en el pequeño comedor en animada charla que alegres interrumpimos para abandonar el hotel y pasear, de nuevo, por las vacías calles de Encrucijada, bajo la azulada luz de la Luna que ilumina nuestros pasos y realza la apasionante conversación, retomada, que nos envuelve y sorprende.
Regresamos felices, ya avanzada la noche, y lo sucedido a partir de ese momento, que no puedo contar porque no lo recuerdo, o porque tal vez fue un sueño que escapó de mi memoria, nos trajo, como consecuencia, que a la mañana siguiente, tras el desayuno, la oportunidad llamó de nuevo a nuestras puertas y en esta ocasión sí le abrimos dando entrada a un inesperado cambio en el rumbo de nuestras vidas: Chema marchó con Ella en dirección poniente, allá donde el Sol busca reposo cansado de tanto orbitar. Yo (Él) marcho con Gema, que está terminando de organizar su maleta y de replantear su destino conmigo en el GPS interior, en busca de la luz de levante, junto al mar.
El destino y el presente nos separan, por primera vez en nuestras vidas, invitándonos a vivir otras realidades y nuevos sueños junto a nuevas parejas, cada uno en un extremo del mundo. Tal vez volvamos a encontrarnos en otro viaje organizado y algún imprevisto vuelva a reunirnos en otro pueblo perdido en la inmensidad de nuestras futuras oportunidades que confiamos no desaprovechar nunca más.
Si esperas tu próxima oportunidad presta atención, llegará en cualquier momento. ¿Le abrirás la puerta?

martes, 8 de marzo de 2011

Día Internacional de las Mujeres.


Sois mujeres, todas, e internacional alguna. Reconozco vuestra gran capacidad intelectual, biológica y emocional que ha superado, como colectivo, a la de los hombres aunque todavía no se reconozca y se valore en todos los ámbitos de la sociedad, siendo necesario continuar aplicando medidas y acciones positivas para lograr la igualdad plena de oportunidades y de realidades: mujer/hombre.
Yo, como hombre, no pierdo nada aliándome con vosotras pero gano mucho como persona estando a vuestro lado aprendiendo y compartiendo la vida día a día.
Aquí estoy para acompañaros en vuestro camino, que es mi camino.
Feliz día, buen camino.

sábado, 5 de marzo de 2011

La Relevancia del Capital Intelectual en el Cuadro de Mando.


Querido amigo Pepe, he dejado transcurrir el tiempo desde nuestra última y definitiva conversación en septiembre de 2008 para que mi mente, mi corazón y mis siete sentidos (incluyo la intuición y el sentido común, que tú poseías a raudales) pudieran hablar con la tranquilidad que genera el paso del tiempo. Sabes que habitas también en mi recuerdo y en el de tantas personas que te conocen y te quieren. Ayer buscándote en Internet te encontré, de nuevo, impartiendo cátedra de "Economía Financiera y Contabilidad" en la UCLM, me llamó la atención el trabajo elaborado junto a tus colaboradoras: Rosario y Yolanda y que lleva por título: “La Relevancia del Capital Intelectual en el Cuadro de Mando Integral”. Pones de relieve la importancia del Capital Intelectual, un activo intangible que, sin tener forma física y ser difícilmente valorable, genera beneficios futuros. Te refieres al capital humano, elemento fundamental de la empresa y que debe ser potenciado a través de la formación y de la participación en la toma de decisiones; haces mención a la organización interna en aras de mejorar la eficacia y la eficiencia y así cumplir con los objetivos marcados, e incides en la relación de la empresa con el mercado: clientes, proveedores y sociedad, por medio de una comunicación abierta y sincera para conocer el grado de satisfacción de nuestros productos y servicios y detectar nuevas demandas.
Nos hablas de la "Ecuación de Ulrich": Capital intelectual = Capacidad x Compromiso, ecuación que sobradamente cumpliste al pie de la letra, pues tu voluntad, tu capacidad y tu compromiso con las empresas y con las personas fue admirablemente eficaz y humana. Y por último, nos cuentas que el Cuadro de Mando Integral es un instrumento de planificación, información y control de las diversas áreas de una organización que incide en la consecución de objetivos marcados por ella.
Toda una lección no sólo aplicable a las empresas y organizaciones sino también a nuestra vida personal: la formación y la educación continua en conocimientos y valores humanos; la implicación en nuestro circulo afectivo y en la sociedad por medio de la empatía y de la solidaridad; la comunicación continua y abierta con las personas que se mueven a nuestro lado, dispuestos a escuchar lo que sienten, apoyarles y corregir errores, a veces involuntarios, en nuestra relación con ellas.
En nuestras conversaciones del verano de 2008, aparte de repasar con cariño y nostalgia la historia de nuestras vidas y de darnos a todos lecciones de lucha contra la adversidad y clases prácticas de amabilidad, incluso en los peores momentos, fui consciente de que habías alcanzado la sabiduría pues, a pesar de tu gran formación intelectual y humanística, reconocías tu ignorancia y tu incapacidad, la de todos, para abarcar el conocimiento que la Ciencia sacaba a la luz a diario. El mundo cambiaba aceleradamente y sabías que tu tiempo era limitado, deseabas seguir adelante cerrando asuntos pendientes y preparando tu adiós definitivo con determinación, hasta el último suspiro.
Noches atrás, a finales de febrero, mantuvimos otra corta e intensa conversación; yo estaba soñando y tú te encontrabas en el kiosco de la Avenida de España, intercambiamos unas palabras: me comentaste que no asistirías a la próxima reunión de amigos; te despedí con un beso en la mejilla, beso que sólo puedo dar a amigos de “toda la vida”.
Nos vemos pronto, en sueños o en otras realidades, un abrazo Pepe.

viernes, 4 de marzo de 2011

En el bosque.


Un bosque lo conforman gran cantidad de árboles; cuando lo visitamos solemos fijarnos en los más cercanos, como en la vida con las personas que nos rodean.
Nos adentramos en el bosque escapando del ruido que la ciudad truena en los oídos; en el bosque escuchamos el sonido de la naturaleza: el viento que agita las ramas, las hojas secas que pisamos, el canto de las aves que lo habitan, el susurro de los duendes y las hadas que se esconden tras los árboles, siguiendo nuestros pasos y, sobre todo, el sonido que emite nuestro corazón intentando acompasarse con el ritmo que nos envuelve.
Recorremos bosques frondosos de hoja perenne: sombríos, húmedos, frescos y misteriosos, atravesados por pequeños arroyos de aguas cristalinas que nos invitan a probarla para calmar la sed de alma que llevamos y refrescar nuestros pensamientos más obstinados.
En otros bosques, de hoja caduca, la luz del otoño penetra entre los rojos ocres de las hojas y llega a nuestros ojos filtrada, para alumbrar el camino interior que vamos recorriendo en busca de la armonía con la vida que nos espera tras las últimas hayas.
Abandonamos el bosque con las ideas algo más claras, los cuerpos relajados por el cansancio y los sentimientos consolidados; nos adentrarnos, ahora, en el bosque humano. Buscamos a las personas que por inercia queremos, deseando trasmitirles la energía y el cariño que traemos en nuestras mochilas; contarles las historias que el bosque nos ha contado y abrazarnos a ellas con el mismo amor que el abuelo de Saramago entregó a sus árboles en la última despedida.

jueves, 3 de marzo de 2011

Volando a Marte.


Si procuras ser feliz
Cuando la felicidad lo permite,
Si intentas comprenderte
Sin miedo a otro desliz,
Si adaptas tu guión cada día
A la película en que andas inmersa,
Si no buscas el sentido a la vida
Para no perder el sentido buscando,
Si crees estar soñando felizmente
Y no deseas despertar bruscamente,
Si sientes que estás enamorada
Porque presientes que te quiere,
Olvida todo lo dicho antes
Y sigue volando a Marte.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Cómo.


Cómo acortar la distancia
Que nos une,
Cómo convercerte
Que no es un sueño lo que soñamos,
Cómo encontrar sentimientos
Con sólo mirarte,
Cómo lograr conmoverte
Sin conmoverme,
Cómo leer en tus ojos
Lo que mi corazón siente,
Cómo admirar profundamente
Lo que dices si no te oigo,
Cómo olvidar todo
Menos tu nombre que se esconde,
Cómo reflexionar
Y dejar de pensar, si ya no pienso,
Cómo dejar de sentir
Si sólo siento.

martes, 1 de marzo de 2011

En la vida las respuestas no llegan inmediatamente.


Preguntamos, nos preguntamos, con cierta frecuencia y cierto interés sobre el papel y el destino que nos toca vivir en este espacio y en este tiempo que es la vida, nuestras vidas. Queremos conocer el sentido de nuestros pasos, de nuestras acciones y de nuestra parálisis, cuando perdemos el control, del presente que habitamos y del futuro que mengua.
Porque de niños, cuando nos echan a rodar y organizan nuestro camino lúdico y escolar, nos limitamos a jugar la vida sin preocuparnos de nada más, para eso están nuestros progenitores.
En la adolescencia nos llegan todas las preguntas de golpe y comenzamos a tomar conciencia de que esto ya no es un juego, en todo caso un juego peligroso donde nosotros somos los protagonistas e incluso las víctimas.
Salimos a flote de tanto cambio hormonal e intentamos organizar un futuro algo más serio que el ambiente juvenil que nos rodea: estudio, trabajo, pareja, familia … y empiezan a correr los años en el calendario vital y a tirar balones fuera conforme llegan, sin tiempo para pensar ni para preguntarnos mucho más.
Llegada la mediana edad, la juventud tardía o la vejez precoz, según el carácter de cada cual, actuamos de padres de nuestros padres (y madres) y martirizamos a nuestras hijas e hijos que ya son adolescentes. Recordamos tiempos pasados y comprobamos que la vida es un ciclo, una rueda sin principio y sin fin.
Comienzan, ahora, a llegar las respuestas a nuestras preguntas de toda la vida y en ese momento, en esta encrucijada, tenemos tres opciones (descartamos el suicidio por ser demasiado aparatoso): continuar con la misma rutina y con el mismo rumbo claro y alienante; dar un golpe de timón y poner rumbo a destinos más cálidos y apasionantes; abrazar una filosofía oriental que permita reencarnarnos y contemplar la vida con gran tranquilidad y total desapego.
Evidentemente, nosotros que, como contables, somos personas frías, oscuras, meticulosas, calculadoras, tristes y ordenadas deberíamos optar por la primera opción, pero nuestra otra personalidad, desconocida para aquellas personas que piensan que las cosas son como parecen, nos arroja de nuevo a la vida con el ímpetu de antaño y estamos dispuestos a plantar batalla en aras de una vida plena, hasta el final, sin miedo.
Organizamos escapadas, en furgoneta amarilla con flores decorada, en compañía de alegres compañeras de trabajo hastiadas de la rutina, dispuestos a recorrer el mundo o lo que de él quede y vivir en total libertad, sin reglas, sin metas. Nos apuntamos a todas las degustaciones que nos ofrecen, sean de vino o de se fue. Nos vamos de marcha incluso a la montaña. Las actividades culturales nos entran por todos sitios y nos salen digeridas en relatos y conversaciones. Nos atrevemos a contar incluso lo que no debemos y a querer a quienes no nos quieren.
Llegan las respuestas, vacías, para que sigamos hurgando en nuestro interior engañando así al paso del tiempo que se acorta en longitud pero se ensancha en amplitud, sin temor a seguir esperando nuevas respuestas sin preguntas previas. Hemos dejado de preguntar, no podemos perder el tiempo. ¿Alguna respuesta por tu parte?