Y si me ven contigo no quiero que piensen que soy quien no
soy, prefiero que piensen que soy yo mismo. Porque, parece ser, lo importante
no es quienes somos sino lo que piensen que somos. Y puestos a pensar podríamos
ser cualquier otro, ocupar el puesto de otra persona e interpretar su papel
hasta mimetizarnos con ella. Llegar a la conclusión de no saber realmente
quienes somos para que puedan confundirnos sin dudas.