viernes, 25 de enero de 2013

Asomándome al pasado.


Miro hacia atrás, a través de espejo del tiempo, intentando recordar quién fui y de dónde vengo. Mas el individuo que encuentro reflejado no es la misma persona que recorrió a mi lado este largo camino.

En efecto he cambiado, ya no soy el mismo. Dicen que las células de nuestro cuerpo se regeneran cada cierto tiempo, mueren unas y nacen otras. Pues bien, a mí, a todos, nos debe ocurrir lo mismo, hemos muerto y nacido infinidad de veces y, por consiguiente, somos otros.

Tal vez deberíamos cambiar de nombre, de apellidos, y facilitarnos la Administración un nuevo número de identidad acorde con nuestra situación. 

Pero, mientras tanto, deberíamos hacer el esfuerzo de comprendernos, de aceptar el cambio físico y la evolución de nuestro carácter, de nuestra personalidad, para proyectarnos tal y como ahora somos a un futuro inmediato diferente, acorde con lo que sentimos.

Miro hacia adelante, directamente, intentando encontrar mi camino, el camino que continúe conduciéndome al destino que, aleatoriamente,  me ha tocado vivir.

¿Puedo intentar hacer algo para adaptarlo a mis deseos y necesidades?

Espero encontrar la respuesta mientras camino.

¿Caminas?