No damos la espalda a la
realidad, es ella la que se anticipa a nuestra mirada situándose delante de
nuestros ojos a cada instante. En cualquier esquina puede sorprendernos y
mostrarnos la belleza que atesora. Pero si giramos la cabeza se desvanece y no vemos
lo que habíamos imaginado sino el reflejo de lo que hace un momento fue.