Una avenida de aguas turbias,
que arrastran tierra,
baja impetuosa de la montaña,
y un torrente de palabras desbordadas, la acompaña.
Lluvia intensa e inesperada,
como de gota fría,
irrumpe en nuestras vidas
que, en apariencia, fluían tranquilas.
Un tiempo de reflexión y calma,
lodos al fondo precipitados
y amplios espacios abiertos,
aclara y purifica el agua.