miércoles, 25 de abril de 2012

Buscando alojamiento de larga estancia.

¿Sabes que me estoy muriendo otra vez? Pues sí, eso parece. Además creo que en esta ocasión será la definitiva y, por tanto, es muy posible que ya no volvamos a vernos.

Como contable soy muy previsor y ando buscando alojamiento estable y permanente para mi cuerpo: un lugar tranquilo y agradable, en buena compañía.

He encontrado este pequeño y acogedor cementerio de Zuheros, con preciosas vistas al castillo excavado en la roca y enclavado en la Subbética. El enterrador, aunque ahora ya no se entierra a nadie en tierra cristiana, amablemente me ha acompañado en una visita guiada por las instalaciones. Está todo muy limpio y adornado con sencillas flores de primavera. Los cipreses, que siguen creyendo en Dios, estilizados y muy verdes, marcan el lugar, como debe ser. ¡Y qué decir de la compañía, de mis futuros vecinos y vecinas!: gentes simpáticas, con historias muy humanas, son alegres y vitalistas. Es lo que necesita mi carácter gallego para abandonar definitivamente la nostalgia atlántica.

Manuel, el gerente de este coqueto y magnífico complejo residencial, me ha ofertado un nicho-ático precioso, a muy buen precio –prefiero estar en las alturas, hay mejores vistas; además no creo que podáis venir a menudo a traerme flores- encalado recientemente y orientado al oeste, para disfrutar intensamente de los atardeceres andaluces.

He entregado una cantidad a cuenta, en señal de reserva, antes de firmar el contrato definitivo. Contrato con una duración de noventa y nueve años, tiempo suficiente por si decido reencarnarme. En ese caso, y si encuentro sustituto, me devuelven la parte proporcional al tiempo no disfrutado: un chollo, de veras.

Quiero ver otros sitios y otras opciones, tal vez encuentre, no lo creo, algo más interesante. Os tendré informados por si queréis acompañarme en un futuro no tan lejano.