¿Sabes que me estoy muriendo otra vez? Pues sí, eso parece. Además creo que en esta ocasión será la definitiva y, por tanto, es muy posible que ya no volvamos a vernos.
Como contable soy muy previsor y ando buscando alojamiento estable y permanente para mi cuerpo: un lugar tranquilo y agradable, en buena compañía.
He encontrado este pequeño y acogedor cementerio de Zuheros, con preciosas vistas al castillo excavado en la roca y enclavado en
Manuel, el gerente de este coqueto y magnífico complejo residencial, me ha ofertado un nicho-ático precioso, a muy buen precio –prefiero estar en las alturas, hay mejores vistas; además no creo que podáis venir a menudo a traerme flores- encalado recientemente y orientado al oeste, para disfrutar intensamente de los atardeceres andaluces.
He entregado una cantidad a cuenta, en señal de reserva, antes de firmar el contrato definitivo. Contrato con una duración de noventa y nueve años, tiempo suficiente por si decido reencarnarme. En ese caso, y si encuentro sustituto, me devuelven la parte proporcional al tiempo no disfrutado: un chollo, de veras.
Quiero ver otros sitios y otras opciones, tal vez encuentre, no lo creo, algo más interesante. Os tendré informados por si queréis acompañarme en un futuro no tan lejano.