Una polvorienta pista de tierra nos conduce a los Barrancos
de Gebas, inhóspito paraje donde sólo crece el olvido rodeado de imprecisos
recuerdos. La vista se pierde, el oído tiembla, la voz calla y el corazón se
detiene un instante. Paisaje con alma desierta y un espejismo de agua muerta en
la distancia.