Utopía.

Para una inmensa minoría cobra sentido la vida al final de sus días, para el resto la vida es una imposible utopía.

Gotas de lluvia.

Gotas de lluvia resbalan en el cristal de mi memoria, no se aferran, van buscando la mar y allí, algún día, volveré a verlas.

El día menos pensado.

El día menos pensado sentirás que el amor que corría por tus venas se ha evaporado y que tu vida quedó tirada en mitad de la carretera. Tendrás que ir a la gasolinera más cercana con la esperanza de abierta encontrarla. O llamar a la grúa para que en un taller especializado logren recomponer tu corazón dañado. El día menos pensado podría ser hoy, ten cuidado.

Leña.

Tiempo de leña, fuego y chimenea, pasiones que encienden nuestros cuerpos ardientes y queman malos augurios, al final seremos humo ascendiendo al infinito y cenizas abonando recuerdos.

Oasis.

Un oasis soy en mitad del desierto. Agua, sombra, dátiles y paz te ofrezco. Cansada y harta llegas de tan dura travesía. Yo te acojo y tú te entregas. Amor nos damos bajo las palmeras. Mas no puedo retenerte porque tu vida, allá en las dunas, te espera.

25 N.

Que nadie borre tu sonrisa.

Cuatro esquinas.

Antes de disparar piénsalo bien, porque una fotografía puede cambiarte la vida: cuando la capturas, la contemplas o la difundes, aunque más delito es no hacerla y dejar escapar ese momento.

Con ahínco.

Y si en algún momento de tu vida pierdes el sentido del humor, búscalo con ahínco pues sin él el camino será más duro y triste.

Máscara.

Hizo más la cosmética por mí que la genética. Nunca pretendí ser guapo, mi objetivo fue aparentar no ser feo y en esa lucha, más propia de mujeres coquetas que de hombres aguerridos, encontré el equilibrio. Puedes juzgar el resultado, pero te pido benevolencia.

Que sea tu mano.

Que sea tu mano la raíz que me sustenta y la brisa que eriza mi piel, que sea suave en las caricias y firme en las tempestades, que sea apoyo y también consuelo, que sea alegre y reflexiva, que sea tuya e independiente y que también sea mía... para siempre.

Los Cantones Village.

Puedes congelar una imagen, pero el movimiento sigue estando ahí: unos peatones cruzando el paso de cebra, vehículos que se aproximan por la izquierda, nubes desplazándose en el cielo y el edificio "Los Cantones Village", a modo de avión, parece que va a despegar, todo bajo la atenta mirada de la chica del cartel que, asombrada, contempla la escena. Puedes congelar una imagen, un deseo o un sentimiento en tu retina, pero la vida continúa sin apenas darte cuenta.

Jesús.

Así en la Tierra como en el suelo.

De sastre.

Puedes llevar una vida de sastre, que no desastre, cortada por ti misma, o prêt-à-porter diseñada por otros: tú eliges.

Cuestión de tiempo.

Todo es cuestión de tiempo, meteorológicamente hablando, por tanto, sólo queda esperar sin desesperar.

En casa de Paquita Sabrafén.

De puertas para adentro, en patios interiores, transcurren nuestras vidas ajenas al ruido de la calle.

En el callejón.

Y aunque no te veo mucho, porque ando perdido en mis callejones, cada vez que te veo te encuentro mejor; el tiempo, sin duda, juega a tu favor, te rejuvenece y hace de ti mejor persona.

Tarsis.

Todo lo que empieza mal termina peor, salvo que alguien lo remedie.

Cuestión de tiempo.

Entre lo cercano y lo inmediato hay una pequeña distancia, cada uno a su tiempo y un tiempo para cada cosa.

Grabada a fuego.

Grabada a fuego, símbolo de pasión y muerte.

Te vas.

Y cuando al final de la tarde te vas, dejas detrás de ti un gran vacío que nadie más puede llenar.

Máscara africana.

¡Con qué cara te atreves a venir hasta aquí si sabes que ya no quiero ni verte!

Demasiado pronto.

Mientras amamos, demasiado pronto se nos va la tarde.

Mateo, 15-20.

Por sus sombras los reconoceréis, pero serán sus miradas, enamoradas, las que hablen por ellos y narren una fantástica historia de amor llena de retos.

Mirando hacia atrás.

Si miras hacia atrás verás que, salvo la tecnología, no hay nada nuevo, seguimos siendo muy prehistóricos.

Aprende a mirar.

Si quieres ver más allá, aprende a mirar sin prejuicios.

La línea de sombra.

Hay una línea de sombra en cada gesto, en cada mirada y en cada palabra, sin ella el relato sería otro muy distinto, demasiado claro, evidente, trivial.

Delitos y faltas.

Todo delito tiene su condena.

Toques de campana.

Toques de campanas convocan alrededor de una gran mesa.

Rasga la luz.

Rasga la luz el silencio de la zona oscura de mi memoria y proyecta imágenes que un día fueron realidad.

Seguimos.

Seguimos construyendo una vida en común llena de sentimientos, conversaciones, aventuras, dificultades, satisfacciones y apoyos mutuos, conociéndonos y reconociéndonos el uno en la otra. Compartiendo nuestras vidas y nuestros cuerpos, dándonos amor. Intensos momentos vividos sin desperdicio. Un sueño que, antes de conocernos, hubiera sido imposible imaginar. He sentido tu presencia a mi lado a pesar de la distancia que media entre nosotros, distancia que, lejos de separarnos, nos mantiene cada día más unidos. Has sido mía para todo y todo me lo has dado sin pedírtelo, interpretando mis deseos y despertando otros.

Cuatro palabras.

En cuatro palabras tuve que condensar cuatro años, me sobraron tres y quedó una: "amor". Fue un discurso breve, pero intenso, propio de un hombre de pocas palabras y de muchos silencios.

A cielo abierto.

A cielo abierto, en la ciudad de los muertos, respiro la paz que no encuentro entre los vivos. Desde siempre me encantó ir allí, pasear por sus calles, leer las lápidas, inhalar el aroma de ciprés y sentirme, todavía, muy vivo.