En el túnel

Dicen que ya estamos saliendo del túnel y que la luz comienza a iluminar nuestro camino. ¿Será verdad o se trata de otro espejismo? Sigamos caminando, no podemos quedarnos aquí y así.

Mi sombra.

Llega la noche y se enciende mi sombra buscando la luz de tus sueños. Deambulo por la ciudad tropezando con todo lo que encuentro a mi paso: farolas, palmeras, vehículos bien aparcados y borrachos haciendo eses para esquivarme. Por fin, ya de madrugada, te encuentro y atravieso el muro que nos separa. Me meto en tu cama y me engancho a tu último sueño, ése que esperabas vivir desde hace tanto tiempo y te tenía atrapada. Y ahora, cuando despiertes, verás que no fue un simple sueño porque me tendrás a tu lado y ya no seré sombra sino cuerpo y un trozo de alma.

Un paseo por tu ciudad, cogidos de la mano, sin miedo al "qué dirán".

Un día entero juntos sin tener que mirar el reloj.

Una noche, tan sólo la oportunidad de una noche.

Comer contigo sin mirar para atrás.

Poder besarte sin importar que nos vean.

Poder hablar de ti con toda naturalidad, delante de cualquiera.

Poder decir que a mí también me dan los buenos días todas las mañanas.

Tener la oportunidad de mirarte a los ojos cada vez que hablamos.

Éstos son mis sueños pero siempre sueño con la luz apagada. 

¿Serán "esta vez" mis sueños los que tu sombra busca?

Midiendo el amor.

Se puede llegar a amar hasta la muerte y que te amen una vez muerto. El amor es eterno y anda dando vueltas por el universo entrando y saliendo en cada uno de nosotros. El amor no tiene medidas y, por tanto, no se puede medir. Los números primos, quizás, pues sólo son divisibles por sí mismos y por la unidad, podrían utilizarse para medir el amor. El resultado no sería comparable con cualquier otro pues el amor es, también, un sentimiento muy particular.

Nochebuena.

Buena noche de nochebuena. Frío en la calle y calor que sale por las ventanas. Cenas que reúnen a familias alrededor de una mesa repleta de buenos deseos. Árboles cargados de adornos navideños y belenes representando nacimientos de felices esperanzas. Buena noche, nochebuena.

Camino de las estrellas.

Damos luz a nuestro camino en busca de las estrellas.

Negro.

Acrílico sobre lienzo de Eduardo Honrubia.

Negro aire, negro viento, nube negra, negro horizonte, telón negro que baja del cielo y arropa nuestros sueños.

Lucía.

Lucía una brillante y luminosa mirada azul que no dejaba indiferente a nadie, me acerqué a ella, le pregunté su nombre y una sonrisa indefinida y misteriosa encendió la noche, esa fue su mágica respuesta.

Inesperadamente.

Inesperadamente, en una cala de sirenas dulces, con la mar en calma, la compañía de gaviotas cómplices e inmerso en la soledad de cualquier tarde de otoño, sería el momento y el paisaje ideal para dar la bienvenida a mi muerte.

Ruina.

¿Qué hacer cuando todo nos parece una ruina?

Retratarla con ojos que no juzgan y admirar su belleza.

Tarde de otoño.

Una nube gris me rodea

Brumas tristes y densas

Envuelven mi cuerpo.

Lluvia de recuerdos humedece mi alma

Esponja que todo lo absorbe

Hasta que revienta.

Hojas secas de otro tiempo

Alfombran el suelo

Mis pasos dubitativos se alejan.

Nostalgia que sin querer respiro

Mientras te sueño

Porque si no respiro me muero.

En la aldea abandonada.

Tras esa puerta desvencijada seguía resonando el eco de la vida. Los fantasmas del pasado nos dieron la bienvenida, almorzamos juntos y nos desearon buen camino.

Mi bandera.

Desconozco cuál es mi patria y mi nación pero ésta podría ser mi bandera.

Frente al espejo.

Frente al espejo no me reconozco porque obtengo otra imagen de mí y no sé si soy yo o él.

Soy árbol.

Soy árbol de raíces profundas y alargadas ramas que tocan el cielo, me visto en primavera de verdes hojas, voy cambiando de color y quedo desnudo al final de otoño, permanezco quieto, salvo cuando me mece el viento, las aves me utilizan para posarse y construir sus nidos, doy sombra fresca y calor con mis ramas muertas, fuente de inspiración de poetas, poso para pintores amantes de la naturaleza y fotógrafos de paso, soy todo eso: un árbol a secas. ¿Y tú, qué eres?