Veintidós días después, amanece
en mi memoria tu recuerdo. Rocas, tejas, torres, pinos, nubes y azul de cielo
pintan, en el crepúsculo y tras los cristales del tiempo, un paisaje de
frontera entre sueños y realidades que no se olvidan. Hay una paz interior y un
silencio fuera que nada ni nadie altera.