Si miramos hacia atrás, de
soslayo, veremos reflejadas, en barrocos retrovisores, escenas sorprendentes.
Un espejo transformándose en un lienzo vidriado, en una pantalla de cine, en el
efímero reflejo de la vida que discurre delante de él. Conviene por tanto, de
vez en cuando, mirar hacia atrás, a través del espejo, para comprender lo que
nos está pasando.
“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”. Fernando Pessoa