jueves, 15 de noviembre de 2012

A contraluz.


En una clara mañana de otoño, con nubes circulando rápidas en la atmósfera, podemos mirar a contraluz, a través del objetivo de nuestra cámara, y la imagen que obtenemos es de una silueta negra, montes y vegetación, bajo un cielo un tanto preocupante, amenazador. Se trata de una visión, de una mirada distorsionada de la realidad porque lo que realmente vemos, sin asomarnos a la cámara, es un paisaje de otoño, de pinos y encinas verdes bajo un cielo azulado sobrevolado por nubes de transición. De igual manera nuestras circunstancias personales podemos observarlas desde la objetividad que transmite nuestra razón o asomándonos a la subjetividad de nuestros sentimientos. ¿Qué visión preferimos? Como aprendices de poetas nos dejamos seducir por las sensaciones que mueven nuestros sentimientos, pero tú no te dejes, si no quieres, llevar por esas emociones, contempla el paisaje con claridad y descubrirás que no todo es tan oscuro y triste como parece.