Allá donde voy me las encuentro,
incluso dentro de una iglesia, cómo ésta que se peina mirándose al espejo. Me
acompañan en todos mis viajes y aventuras. Acuden a rescatarme de mis
naufragios y con sus cantos, y todos sus encantos, hechizan mi vida. Reconozco
que son un poco "trastos", pero qué sería de mí sin ellas.