Tú eres protagonista de tu vida, no pretendas serlo también de la nuestra. El mundo gira inexorablemente en torno a ti, tú eres el centro del universo, de tu universo estelar y maravilloso. Intentas que nos transformemos en satélites y giremos a tu alrededor siguiendo tu órbita, pero nosotros también tenemos vida propia, pensamos de forma autónoma, sentimos en nuestra piel el ruido, la temperatura y la luz que nos rodea, deseamos alcanzar las pequeñas metas que nos fijamos a cada momento, por eso vamos a nuestro ritmo intentando navegar en paralelo a tu estela y evitar el choque contigo.
En ocasiones irrumpes en nuestro espacio, o tal vez nosotros cortamos tu paso y tu ritmo, y el impacto es inevitable: saltan chispas por el roce de la velocidad de crucero que llevamos y salimos despedidos en direcciones divergentes, desviando el rumbo de nuestra navegación y de nuestros destinos.
Pasado un tiempo nuestras naves, recompuestas, vuelven a encontrarse unos "segundos luz" más adelante gracias al magnetismo incomprensible que las atrae y continuamos, avanzando a la misma velocidad, intercambiando mensajes cifrados y buenos deseos de fantásticos descubrimientos. Nos asomamos a la escotilla y admiramos el azul oscuro de la estratosfera y los destellos de las estrellas que celebran nuestro avance, otra vez juntos hacia el infinito, en nuestras naves que se desplazan por líneas paralelas y nos mantienen unidos y separados a un tiempo, mientras surcamos nuestra elíptica órbita alrededor del amor compartido, tan frágil como resistente.
“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”. Fernando Pessoa
miércoles, 23 de febrero de 2011
Navegación en paralelo.
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