viernes, 4 de octubre de 2019

Amén


Verdaderamente, si amasemos a los demás cómo a nosotros mismos, no caeríamos tan frecuentemente en desplantes, ofensas y malas contestaciones; nuestra vida social sería otra bien diferente y el mundo respiraría mejor, con aires más puros. Es cuestión de actitud, de vernos reflejados en los otros y ofrecerles todo aquello que poseemos para que nada nos sobre.