En consonancia con nuestro nivel
de crecimiento, buscando el punto cardinal que confiera sentido a lo que
hacemos, huyendo de lo mezquino, diciendo no cuando hay que decirlo, bordeando
el tejado de nuestros sueños, escuchando la música que fluye en el ambiente,
queriendo, amando y estrujando cada momento en el trujal del tiempo, vamos
rellenando, sin arrojarnos como Dido a la hoguera, el crucigrama de nuestras
vidas.