domingo, 23 de enero de 2011

El cerrojo de la memoria.


"El texto como pretexto".
La memoria, nuestra memoria, alberga información útil y necesaria para el devenir diario. Información que se ha ido grabando y acumulando a lo largo del tiempo bien por nuestra propia experiencia: sólo necesitamos quemarnos una vez en la llama del fuego para aprender de sus consecuencias (el fuego del amor nos quema en múltiples ocasiones, por tanto queda al margen de esta explicación), bien por lo que nos han contado y todavía no hemos podido experimentar: la "Dinámica de la Irrelevancia", por ejemplo, que expondremos en otro momento.
En otros casos archivamos información relativa a personas que cruzaron o siguen en nuestras vidas y que dejaron, gracias a su comportamiento, una huella gris hiriente en nuestro recuerdo. En estos casos sería conveniente, transcurrido cierto tiempo, abrir el cerrojo de nuestra memoria para, entrando con sutil cuidado de no dañar otros archivos, darles y darnos otra oportunidad confiando en que, tratándose de seres vivos en constante evolución, nos miren con otros ojos y nos traten con el respeto y cariño del que fuimos huérfanos en otro tiempo.
Seamos pues flexibles como el agua, que se adapta a todas las formas y volúmenes, y desplacemos el eje del cerrojo para dar luz a nuestra memoria.