martes, 20 de septiembre de 2011

Orlando.


"Qué mujer no hubiera querido ver lo que vio Orlando: arder en la nieve, porque todo el espejo era un campo nevado y ella era como un fuego, una zarza ardiente, y las luces de los cirios que la aureolaban eran hojas de plata; o también, el espejo era una agua verde, y ella era una sirena, recamada de perlas, una sirena en una gruta, cantando para que se asomaran los remeros, y se cayeran, se cayeran para abrazarla; tan resplandeciente, tan dura, tan suave era, tan asombrosamente seductora..."

Virgina Woolf

Traducción de Jorge Luis Borges