Normalmente las esquinas son lugares de encuentro, puntos de referencia a la hora de quedar con alguien para iniciar cualquier aventura: una vulgar aventura rutinaria, o una apasionada aventura con final incierto, pero atrayente.
También las esquinas son lugares de desencuentro, de desacuerdo con otra persona, induciéndonos a separarnos por calles perpendiculares que se cortan, precisamente, en la esquina.
A la esquina llegamos con ilusión y esperamos encontrarnos, pronto, con quien hemos quedado. De la esquina escapamos, rápido y sin mirar hacia atrás, de la persona que huimos.
Lugar de reunión y de desunión, de esperanza y de desilusión, de alegría y de tristeza, de entusiasmo y de rabia. ¿Quién no ha sentido estas sensaciones en una esquina?
Pero hay otras esquinas, mentales y sentimentales, dónde se desarrollan los mismos acontecimientos.
Pero hay otras esquinas, mentales y sentimentales, dónde se desarrollan los mismos acontecimientos.
¡Te espero en la esquina! ¿Vienes?