Fue el reencuentro después de miles de kilómetros de distancia y más de un millón de segundos de tiempo congelado. Fue el reconocimiento de tantos sentimientos y atracciones mutuas. Fue ilusión, alegría, comunicación, cariño, comprensión, caricias, besos, abrazos, guiños, risas, alguna lágrima y mucho amor. Y fue ratificar lo que ya sabíamos, que juntos nuestras vidas saben mejor.