miércoles, 19 de octubre de 2011

La concejal.

Mi querida sombra, pues siento que eres una cálida sombra acompañándome día y noche velando por mi vida, sabes que era reacia a emplear el servicio de guardaespaldas pero el tiempo y los acontecimientos que hemos vivido juntos le dieron la razón a la jefa de seguridad de mi partido y ahora, que vemos la luz al final de este largo túnel de violencia, voy a echarte de menos, no como gran profesional, que lo eres, sino como amigo

En un primer momento me llamó la atención que un vasco de pura cepa se ofreciera de escolta de una canaria liberal, pero pronto me di cuenta que, como a mí, te gustan los retos difíciles y navegar a contracorriente, sin miedo a las consecuencias.

Mi trabajo en el ayuntamiento ya no tendrá sentido el día que ETA termine. Conoces que acepté ir en las listas del Partido Popular porque no había nadie dispuesto a jugarse el pellejo en “territorio comanche”, pero pronto todo cambiará y no me apetece luchar por otras causas menores a los derechos humanos fundamentales.

Sé, de buena tinta, que te han ofrecido trabajo en las costas africanas y en cualquier momento decidirás dejar de seguirme y estar a mi lado, por eso intento disfrutar de tu compañía con más intensidad.

He solicitado trabajo de cooperante con Gurutze Gorria, ojala coincidamos en alguna playa africana y pueda correr junto a ti sin necesidad de girar la cabeza hacia atrás para mirarte.

Te quiero agradecer la dedicación, el interés, el esfuerzo y el cariño que has puesto en tu trabajo. A veces pienso, o quiero creer, que hay algo más que profesionalidad en tu trato conmigo.

El día que anuncien el final de la violencia no podré reprimir mis sentimientos y me fundiré contigo en un largo y profundo abrazo. Comenzará una nueva vida para los dos, tan incierta como la que ahora vivimos: yo por delante y tú siguiéndome, como mi sombra.