lunes, 6 de marzo de 2017

La sirena azul.

Allá donde voy me acompaña siempre una sirena azul. Con su atrayente cuerpo, sonrisa amable y cálida mirada, quedo hipnotizado. Sueño que me abraza, besa mis labios y, mirándome fijamente a los ojos, pronuncia un "Te quiero". Despierto envuelto en el aroma del perfume que deja en la almohada y me siento felizmente enamorado.

En la esquina.


Lo que un día fue hogar ahora es un solar de tierra húmeda y paredes desconchadas a cielo abierto. Recuerdos que se evaporan en la memoria de aquellos que crecimos correteando por las esquinas de los años sesenta descubriendo un mundo que ya no reconocemos. Será, tal vez, nostalgia de un tiempo inocente y feliz.