Hay días para todo, todos los días, cada día para algo nuevo y diferente, o para repetir lo de siempre, pero el amor, intrínsecamente, o mojado, o sin mente, está ahí todos los días esperando a que alguien lo rescate y lo ponga a circular con miradas, gestos, palabras y detalles. Todos los días deben ser una celebración y hoy, aunque no sea San Valentín, no será una excepción.