jueves, 21 de abril de 2011

A otra cosa, mariposa.


La poesía y los afectos no entienden de reglas y normas, sus únicos límites son los sentimientos. Y los sentimientos nacen espontáneamente de nuestros corazones al contemplar, escuchar, oler, saborear y tocar la luz, el aroma, el ritmo, la magia y la belleza de la vida y de las personas que deambulan diariamente camino de sus preocupaciones, tropezando con las nuestras.
Podemos y debemos dejar volar a nuestra imaginación en el cielo de los sueños y en el mar de los deseos. Como cometa unida a nuestra razón con un fino hilo para que, llegado el momento y si los vientos soplan a favor, pueda romperse permitiéndole el vuelo al más allá de la realidad, metamorfoseándose en una mariposa enamorada. Sin temor a ser atrapada en la red de un entomólogo apasionado que, como amante de la belleza alada, tomará nota de sus características más deslumbrantes liberándola de nuevo al aire cálido de la tarde, para continuar su vuelo espacial en busca de la luz llena de la Luna.

Hadmirando.

Si te sientes admirado
Con vocablos que parten
De un ser atrayente
Procura ser consciente
Y continuar encantado.