Y descargó la tormenta toda su carga de agua, truenos, relámpagos y rayos celestiales, dejando sus cuerpos exhaustos en medio de un fresco aroma a tierra mojada.
“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”. Fernando Pessoa