sábado, 29 de enero de 2011

Sueño de amistad.


La amistad permanece dormida en un tranquilo sueño del que no puede despertar, pues vive envuelta en gratos recuerdos que cobran vida real en otros rostros y en nuevos mundos todavía sin explorar.
La vida me incita a soñar, a veces para olvidar, otras para recordar y casi siempre para volverla a crear. La vida avanza, continúa su camino ondulado subiendo y bajando por nuestros sentimientos, ofreciéndonos vistas impresionantes de horizontes ilimitados en la alegre altura y reflejos grises de nuestro pesar en el fondo de nuestra tristeza.
La amistad y la vida se cruzan en algún momento imprescindible de nuestros destinos y continuarán viajando por el universo de las emociones para volver a encontrarse e impactar en medio del desierto azul de nuestros mares, de nuestras ilusiones y de nuestros sueños.
¿Regresa la amistad?, estoy atento y preparado, he dejado de soñar esperando su retorno.

Nota: sugerimos la sustitución de "amistad" por "amor" a criterio de las lectoras.

La doble contabilidad.


“Bernardo Soares, auxiliar contable de una pequeña firma comercial, bien puede pasar de regreso del trabajo, camino de su cuarto alquilado, cada tarde, en medio de un claroscuro morado. Allí en el tedio de una habitación gris, este hombre ni viejo ni joven, con la edad que tienen las almas, piensa, divaga, monologa y asiste en silencio al espectáculo de sí mismo”.
Ángel Crespo (Traductor).

Como mi colega Bernardo Soares, de la calle de los Doradores, en la Baixa lisboeta, yo también me confundo en dos contabilidades: Una, la de la Compañía Solidaria; otra, la de mi vida solitaria. La primera con números y cifras frías, algo complicadas; la segunda con palabras a veces tristes y desesperadas, otras alegres y esperanzadas.
En la húmeda y gris oscuridad de los asientos, de los balances y de las cuentas de resultados surgen ideas luminosas y sentimientos contrapuestos para ser anotados y expresados en otro cuaderno de viaje interior, personal e íntimo.
Doy cuenta de “las cuentas” a directivos y auditores externos; doy cuenta de mí mismo a otras almas confiando en que la acojan con cierto interés literario y mucho cariño y comprensión, siempre de mi agrado.
La contabilidad registra movimientos, transacciones y cambios de valor en el patrimonio que, una vez analizados, ayudan a tomar decisiones, arrojando luz para continuar con éxito en el rumbo de la empresa. Mi contabilidad personal apunta sensaciones, inquietudes, incertidumbres, sentimientos y emociones que reflejan mi estado de ánimo en cada momento de mi vida, y en cada uno de mis sueños, manifestando grandes sombras umbrías y algún luminoso destello que, a modo de auditoría interna, marcan el camino recorrido y anticipan mi incierto destino.
El Chema y él. Castillo de San Antón (La Coruña).

“Todos tienen, como yo, un corazón exaltado y triste, los conozco bien (…) pero todos, pobrecillos, son poetas, y arrastran, a mis ojos, como yo a sus ojos, la igual miseria de nuestra común incongruencia. Tienen todos, como yo, el futuro en el pasado.”
Bernando Soares.