Giras la esquina, como todos los días, casi a la misma hora, por la acera de la izquierda, y encuentras, de frente, al instante, a esa persona que no esperas y que hace tiempo que no ves.
Y, sin saber qué decir, dices cualquier cosa para salir del paso y continuar tu camino, aturdido, aturdida.
Mañana, a la misma hora, como todos los días, en la misma esquina, girarás con cuidado recordando el encuentro de hoy. Pero no aparecerá, no habrá encuentro pero sí el recuerdo que irá disolviéndose, poco a poco, en los próximos días hasta desaparecer.