viernes, 7 de septiembre de 2012

Al final de la tarde


Al final de la tarde, de una tarde cualquiera de verano, con el Sol ocultándose detrás del horizonte para dar paso a la noche, sentimos la luz anaranjada envolviéndonos en su mágico manto, atrapándonos en el encanto de un nuevo atardecer en nuestras vidas.

Comienzan a encenderse, poco a poco, las luces de las viviendas y del alumbrado callejero sustituyendo, artificialmente, a la luz cegadora que horas antes derretía nuestro ánimo y asfixiaba nuestra respiración.

Y es ahora, en este momento especial del día, cuando, en un intento de comprender qué nos ocurre, olvidamos todas la preocupaciones de la rutina cotidiana y nos sumergimos en nuestro universo interior intentando encontrar el origen, el "Big Bang" de la complicidad que nos mantiene magnéticamente conectados, orbitando uno alrededor del otro, conscientes del inevitable impacto que nos deparará el destino al final de una tarde como ésta.