“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”.
Fernando Pessoa
Hay sentimientos que, como el
cristal, no se ven hasta que no se rompen y que, una vez rotos, ya no hay
manera de repararlos. El amor es uno de ellos cuando se hace añicos.