Hay una sombra en la pared, reflejo de un campanario mudo; hay un farol, que no va de farol porque todavía no es de noche; hay una ráfaga de viento, que la fotografía no capta porque está quieta; y hay un silencio atronador de esos que te dejan sordo por dentro. Todo esto es lo que hay, no hay nada importante porque nada de lo que hay, salvo tu ausencia, merece la pena recordar.