Llanos son los caminos que
conducen hacia ti y limpias nuestras miradas cuando se cruzan de soslayo. Tú
vas, porque nunca has dejado de ir, mientras yo regreso desde el día que te
conocí. Nuestro camino es el mismo, elíptico, pero en sentido contrario y
nuestros pasos se alejan perdidos en la llanura, cada día más enajenada, árida
y hostil. Allí, en los ejidos de un pasado común, volveremos a encontrarnos un
ocho de septiembre y será, definitivamente, la última vez.