No todos los días hay algo que
contar, pero siempre hay mucho que callar y el que calla otorga. Otórgame tu
silencio ahora que ya no puedo oírte, sordo de tanto esperar tu voz apagada
desde hace infinito tiempo. Sólo el eco de un susurro errante permanece en mi
débil memoria. Calla, no digas nunca nada, deja que hable el silencio.