Baja el agua mansa, tranquila y
relajada, sin aspavientos, camino de no saber hacia dónde. Pasa y es como si no
pasase nunca, pues no deja de pasar, continuamente, otra similar a ella. De vez
en cuando una hoja, una rama o algún pequeño objeto navega delante de mis ojos
y se pierde más abajo. El río siempre estuvo aquí, o casi siempre, con más o
menos caudal pero con las mismas aguas limpias, vacías y tristes.
“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”. Fernando Pessoa
lunes, 3 de julio de 2017
Pesadilla.
Cuando una pesadilla se muerde la
cola por segunda vez y en la misma noche, no queda más remedio que despertar,
si consigues hacerlo, y comprobar que se trataba sólo de eso, de una pesadilla
con ganas de morderse la cola.
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