miércoles, 23 de noviembre de 2011

Valiente no, temerario.


Deja de temer, no te conformes con ser valiente y osado, hazte temerario.

La diferencia entre la vulgaridad y la genialidad, entre la esclavitud y la libertad radica en saltarse el guión, ese absurdo, opresivo y triste guión que alguien, amparado en el poder del miedo al cambio y sus consecuencias, ha escrito para nosotros, para todos nosotros, y que no estamos dispuestos a seguir, plantamos batalla.

Nos rebelamos contra el autor de esta tragicomedia prestos a escapar de sus palabras para expresar las nuestras, a nuestra manera. Tomamos las riendas de nuestro destino es este gran teatro abarrotado de gentes ancladas en cómodas o rudas butacas con actitud pasiva. Les animamos a que suban al escenario, se despojen del disfraz que les atenaza, destruyan los decorados de cartón piedra, quemen los guiones, abandonen la sala en llamas, tomen la calle y se apoderen de la belleza que nos rodea, robada y oculta en las cajas fuertes de las normas establecidas para beneficio de quienes las imponen.

Deja de temer, no te conformes con ser valiente y osado, hazte temerario.

La fila de patos.

En una fila de patos asustados por una amenaza cierta, sospechada o imaginada, la dirección, sentido y urgencia de la huida la impone el pato más próximo al peligro, el último de la fila.

¿Quién lidera nuestra nuestra huida y hacia dónde?