“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”.
Fernando Pessoa
¡No te vayas por las ramas!, me
dijo, y no supe qué contestarle. ¿Por qué preguntas tanto? Articulé como
respuesta tras unos instantes de zozobra y todavía no ha parado de explicarse.