Cualquier día, sin darnos cuenta,
podemos amanecer metamorfoseados, como le ocurrió a Gregor Samsa, en otro ser, y
a partir de ese momento ya no volveremos a ser los mismos sino rehenes
atrapados en otro cuerpo, en otra vida.
Cualquier día, sin darnos cuenta,
podemos amanecer enamorados, como le ocurrió a aquella inquieta mujer, y a
partir de ese momento ya no volveremos a ser los mismos sino rehenes atrapados
a otro cuerpo, a otra vida.