Ha sido todo más sencillo de lo que esperaba. Acompañó el
tiempo pues no llovió. Pasé frío un par de noches. Dormí poco pero me
acostumbré al saco y a la colchoneta hinchable. Caminé casi siempre en cabeza
pero mirando al suelo para no caerme y doblado por los 12 kg. de mochila. Cené
muy bien y no sentí desfallecimiento alguno. Me duché sólo una vez, la misma
noche que mejor dormí en la Pumarica. Subí, bajé, llaneé. Admiré paisajes, pisé
nieve y barro, vi nubes de algodón, cielos limpios y estrellas brillando en
noches de silencio. Reí, recordé a la gente que quiero, compartí momentos
especiales con gentes especiales, conocí a nuevas personas y, sobre todo,
continué conociéndome a mí mismo.