domingo, 8 de diciembre de 2013

Mi marcha.


Ha sido todo más sencillo de lo que esperaba. Acompañó el tiempo pues no llovió. Pasé frío un par de noches. Dormí poco pero me acostumbré al saco y a la colchoneta hinchable. Caminé casi siempre en cabeza pero mirando al suelo para no caerme y doblado por los 12 kg. de mochila. Cené muy bien y no sentí desfallecimiento alguno. Me duché sólo una vez, la misma noche que mejor dormí en la Pumarica. Subí, bajé, llaneé. Admiré paisajes, pisé nieve y barro, vi nubes de algodón, cielos limpios y estrellas brillando en noches de silencio. Reí, recordé a la gente que quiero, compartí momentos especiales con gentes especiales, conocí a nuevas personas y, sobre todo, continué conociéndome a mí mismo.