De paso, al final de la tarde, giran nuestros sueños
alrededor de un eje imaginario. Un eje de sentimientos que equilibran nuestras
vidas, tan cercanas como distantes. De paso
vamos girando uno alrededor del otro encontrándonos de vez en cuando. Y de
paso, en tardes como ésta, acariciamos
la Luna que, discreta y en silencio, ilumina nuestras noches. De paso, siempre de paso.