Ahora que
duermes y no puedes leerme te escribo, escribo sin saber lo que escribo pero
sin dejar de hacerlo, como si en ello me fuera la vida, y la vida que escribo y
describo es mi vida y tu vida, nuestras vidas, vidas que un día se cruzaron, no
sabemos bien porqué, y que continúan unidas y desunidas a la vez, y a la vez
que duermes, mientras yo escribo, te imagino soñando que te escribo y que dejo
de hacerlo para, por fin, reunirme contigo.