Fotografía de Marta Herreros
Cuando rememoramos vidas y
tiempos pasados la emoción sale de lo más profundo de nuestras almas. La voz se
entrecorta, tiembla y transmite la autenticidad que llevamos dentro. Y quién es
capaz de captar ese cambio de tono, esa vibración de la garganta y emocionarse,
puede decir que también está vivo, muy vivo.