“Tal vez mi destino sea eternamente ser contable, y la poesía o la literatura una mariposa que, parándoseme en la cabeza, me torne tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza”.
Fernando Pessoa
Cada gota de lluvia era un océano, islas de agua solitarias,
lágrimas benditas que inundaban la tarde, imposible era naufragar en ellas sin
ahogar antes tus penas.