Cuando todo se viene abajo, después de un gran terremoto existencial, creemos que nada tiene sentido y que jamás podremos salir adelante y reconstruir nuestras vidas. No encontramos respuestas que den luz a lo que ha pasado, pero ha ocurrido y ese tsunami inesperado arrasó todo lo que encontró a su paso. ¿Qué podemos hacer para seguir adelante? Agarrarnos a aquello que todavía flota a nuestro alrededor y confiar en que llegaremos a la orilla para, una vez repuestos, continuar nuestro periplo vital.