Somos árbol.
Heló el frío la savia y el viento barrió lo superfluo.
Caídas las hojas que nos visten y adornan quedamos al descubierto para mostrar nuestra esencia: ramas que entroncan, en la profundidad, con nuestras raíces.
Desnudos, libres de colores y apariencias, nos presentamos dispuestos a expresar, en blanco y negro, nuestros sentimientos más auténticos.
Vivimos el invierno con esperanza de primavera.
Somos vida.