Como vasos comunicantes,
compartimos la esencia que nos llena y complementa. Lo que yo pierdo tú lo
ganas, ganas inteligencia, juventud, belleza y presencia. Contigo aprendo a
conocerme y a reconocerte. En los malos momentos, cuando se nubla tu mente, soplo
con fuerza mi viento que la despeja. Y cuando los tiempos son buenos, la risa
nos ilumina por dentro y por fuera. Decir algo más sería volver a decir lo
mismo, pero con otras palabras. Por tanto me callo hasta que amanezca.