viernes, 17 de septiembre de 2010

Una tarde cualquiera.



En esta tarde de estío
Sentado tras la ermita,
Con todo el tiempo ya vivido,
Intento reflexionar con calma
Sobre huellas que los años sufridos,
En mi envejecido cuerpo,
Han grabado en mi alma.

Ya no es tiempo de enmendar errores,
Si acaso hubo, ni de planear acciones
De largo recorrido.
El camino ya está andado
Sólo queda la espera final de mi vida.

No me arrepiento de nada,
Fui víctima del destino.
La vida me llevó,
Me empujó sin contemplaciones
Y no pude evitar tantas desilusiones.

Llegan viajeros buscando la foto,
Con San Caprasio de testigo.
Congelarán este instante de rutina
En una tarde cualquiera de verano,
Asomándome a mi propia ruina.

Marcho con ellos,
Sin dejar Santa Cruz.
Han robado mi alma,
Ahora viajará muy lejos
En el interior de la cámara,
Y en el tiempo.